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Cantares 6:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

4 Tú, amada mía, eres bella como Tirsá, hermosa como Jerusalén imponente como ejército con sus banderas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa; De desear, como Jerusalén; Imponente como ejércitos en orden.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Eres hermosa, amada mía, como la bella ciudad de Tirsa. Sí, eres tan hermosa como Jerusalén, tan majestuosa como un ejército con sus estandartes desplegados al viento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Eres hermosa, amada mía, como Tirsá, encantadora como Jerusalén, imponente como tropas ordenadas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Él Oh amada mía, eres hermosa como Tirsa,° Deseable como Jerusalem, Imponente como un ejército con estandartes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Eres bella, amiga mía, como Tirsá, como Jerusalén, llena de gracia, terrible como ejército formado bajo las banderas.

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Cantares 6:4
21 Referencias Cruzadas  

Entonces la esposa de Jeroboán se puso en marcha y regresó a Tirsá. En el momento en que atravesó el umbral de la casa, el muchacho murió.


Cuando Basá se enteró, dejó de fortificar Ramá y se retiró a Tirsá.


En el tercer año de Asá, rey de Judá, Basá, hijo de Ahías, comenzó a reinar y durante veinticuatro años reinó en Tirsá sobre todo Israel.


Hermosa colina, es el gozo de toda la tierra. El monte Sión, en el extremo norte, es la ciudad del gran Rey.


En las fortificaciones de Sión Dios se ha dado a conocer como refugio seguro.


Dios resplandece desde Sión, la ciudad bella y perfecta.


¡Cuán bella eres, amada mía! ¡Cuán bella eres! ¡Tus ojos son dos palomas!


Soy morena y hermosa, hijas de Jerusalén; morena como las tiendas de campaña de Cedar, hermosa como las cortinas de Salomón.


Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas, en las hendiduras de las montañas, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; pues tu voz es placentera y hermoso tu semblante.


Toda tú eres bella, amada mía; no hay en ti defecto alguno.


Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Y oí una voz! ¡Mi amado estaba a la puerta! «Hermana, amada mía; preciosa paloma mía, ¡déjame entrar! Mi cabeza está empapada de rocío; la humedad de la noche corre por mi pelo».


¿Quién es esta, admirable como la aurora? ¡Es bella como la luna, radiante como el sol, imponente como ejército con sus banderas!


Todos los que pasan por el camino aplauden burlones al verte. Ante ti, hija de Jerusalén, menean sus cabezas y entre silbidos preguntan: «¿Es esta la ciudad llamada perfecta en su hermosura? ¿El gozo de toda la tierra?».


y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. »En aquel día convertiré a Jerusalén en una roca inconmovible para todos los pueblos. Los que intenten moverla quedarán despedazados.


Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.


para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable.


Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido.


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