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Apocalipsis 22:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

19 Y si alguno quita palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, descritos en este libro.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Y si alguien quita cualquiera de las palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que se describen en este libro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la vida y en la Ciudad Santa descritos en este libro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 y si alguno quita de las palabras del rollo de esta profecía,° Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la santa ciudad, de las cosas que han sido escritas en este rollo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Y si alguno quita algo de las palabras del libro de esta profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro.

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Apocalipsis 22:19
24 Referencias Cruzadas  

Que sean borrados del libro de la vida; que no queden inscritos con los justos.


El Señor respondió a Moisés: —Solo borraré de mi libro a quien haya pecado contra mí.


No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso.


»¡Ay de ustedes, expertos en la Ley!, porque se han adueñado de la llave del conocimiento. Ustedes mismos no han entrado, y a los que intentan hacerlo, les han cerrado el paso».


Cuídate de poner en práctica todo lo que te ordeno sin añadir ni quitar nada.


No añadan ni quiten palabra alguna a esto que yo les ordeno. Más bien, cumplan los mandamientos del Señor su Dios.


Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de este mensaje profético y hacen caso de lo que aquí está escrito, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca.


Pero no incluyas el atrio exterior del templo; no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles, los cuales pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.


A la bestia la adorarán todos los habitantes de la tierra, aquellos cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida, el libro del Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo.


Entonces oí una voz del cielo que decía: «Escribe: Dichosos los que de ahora en adelante mueren en el Señor». «Sí —dice el Espíritu—, ellos descansarán de sus fatigosas tareas, pues sus obras los acompañan».


»El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que salga vencedor no sufrirá daño alguno de la segunda muerte.


»Al que salga vencedor y cumpla mi voluntad hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones


»El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios.


Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido.


El que estaba sentado en el trono dijo: «¡Yo hago nuevas todas las cosas!». Y añadió: «Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza».


«¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho.


y corría por el centro de la calle principal de la ciudad. A cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce cosechas al año, una por mes; y las hojas del árbol son para la salud de las naciones.


«¡Miren que vengo pronto! Dichoso el que cumple las palabras del mensaje profético de este libro».


Al que salga vencedor lo haré columna del templo de mi Dios y ya no saldrá jamás de allí. Sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios, la que baja del cielo de parte de mi Dios; también grabaré sobre él mi nombre nuevo.


»Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.


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