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Apocalipsis 14:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

18 Del altar salió otro ángel, que tenía autoridad sobre el fuego y gritó al que llevaba la hoz afilada: «Mete tu hoz y corta los racimos del viñedo de la tierra, porque sus uvas ya están maduras».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

18 Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Luego otro ángel, que tenía poder para destruir con fuego, vino desde el altar y le gritó al ángel que tenía la hoz afilada: «Pasa ahora tu hoz y junta los racimos de los viñedos de la tierra, porque las uvas ya están maduras para el juicio».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Otro ángel, el que está encargado del fuego, salió del altar y gritó al que llevaba la hoz afilada: 'Mete tu hoz afilada y cosecha los racimos de la viña de la tierra, porque ya están bien maduros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y de junto al altar salió otro ángel que tiene poder sobre el fuego, y habló° con gran voz al que tenía la hoz afilada, diciendo: ¡Mete° tu hoz afilada, y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque sus uvas están maduras!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego; y gritó con gran voz al que tenía la hoz afilada: 'Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque sus uvas están en sazón'.

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Apocalipsis 14:18
7 Referencias Cruzadas  

Echen mano a la hoz, que la mies está madura. Vengan a pisar las uvas, que está lleno el lagar. Sus lagares se desbordan: ¡tan grande es su maldad!».


Tan pronto como el grano está maduro, se mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha».


Oí también que del altar se respondía: «Así es, Señor Dios Todopoderoso, verdaderos y justos son tus juicios».


El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual se le permitió quemar con fuego a la gente.


Se acercó otro ángel y se puso de pie frente al altar. Tenía un incensario de oro y se le entregó mucho incienso para ofrecerlo, junto con las oraciones de todo el pueblo de Dios, sobre el altar de oro que está delante del trono.


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