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Abdías 1:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 La soberbia de tu corazón te ha engañado. Como habitas en las hendiduras de las rocas, en la altura de tu morada, te engañas a ti mismo, diciendo: ¿Quién podrá arrojarme a tierra?

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Has sido engañada por tu propio orgullo porque vives en una fortaleza de piedra y haces tu morada en lo alto de las montañas. “¿Quién puede tocarnos aquí en las remotas alturas?”, te preguntas con arrogancia;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 La soberbia de tu corazón te ha engañado a ti que habitas en las quebradas de Petra, que te cuelgas de la muralla rocosa y que dices en tu corazón: '¿Quién me hará bajar a tierra?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 La soberbia de tu corazón te sedujo, Porque habitas en rocas° escarpadas.° En la altura de tu morada, piensas: ¿Quién me derribará por tierra?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 El orgullo de tu corazón te engañó, tú que habitas en las hendiduras de la roca, que tienes la altura por morada, que dices en tu corazón: '¿Quién será capaz de derribarme en tierra?'.

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Abdías 1:3
21 Referencias Cruzadas  

Fue así como Esaú, o sea, Edom, se asentó en la región montañosa de Seír.


Amasías derrotó a diez mil edomitas en el valle de la Sal; también conquistó la ciudad de Selá y le puso por nombre Joctel, que es como se conoce hasta el día de hoy.


Armándose de valor, Amasías guio al ejército hasta el valle de la Sal, donde mató a diez mil hombres de Seír.


El ejército de Judá capturó vivos a otros diez mil. A estos los hicieron subir a la cima de una roca, y desde allí los despeñaron. Todos murieron destrozados.


Aunque su orgullo llegue hasta los cielos y alcance a tocar con la cabeza las nubes,


Tras el orgullo viene la destrucción; tras la altanería, el fracaso.


Tras el orgullo viene la destrucción; y tras la humildad, el honor.


El altivo será humillado, pero el de espíritu humilde será enaltecido.


Hemos sabido que Moab es extremadamente orgulloso; hemos sabido de su soberbia, de su orgullo y arrogancia, de su charlatanería sin sentido.


¡Yo estoy contra ti, Jerusalén, habitante del valle, en la llanura rocosa!”, afirma el Señor. “Ustedes dicen: ‘¿Quién podrá venir contra nosotros? ¿Quién podrá entrar en nuestros refugios?’.


»Así dice el Señor: “No se hagan ilusiones creyendo que los babilonios se van a retirar. ¡Se equivocan! No se van a retirar.


Habitantes de Moab, ¡abandonen las ciudades y vivan entre las rocas! Sean como las palomas que anidan al borde de los precipicios.


Tú, que habitas en las hendiduras de las rocas; tú, que ocupas las alturas de los montes: fuiste engañado por el terror que infundías y por el orgullo de tu corazón. Aunque pongas tu nido tan alto como el del águila, desde allí te haré caer», afirma el Señor.


¿Por qué te jactas de tus valles, de tus fértiles valles? Hija rebelde, tú confías en tus tesoros y dices: “¿Quién me atacará?”.


Por la abundancia de tu comercio, te llenaste de violencia y pecaste. Por eso te expulsé del monte de Dios, como a un objeto profano. A ti, querubín protector, te eliminé de entre las piedras de fuego.


Edom dice: «Aunque nos han hecho pedazos, reconstruiremos las ruinas». Pero el Señor de los Ejércitos dice: «Ustedes podrán reconstruir, pero yo derribaré. Serán llamados territorio malvado, pueblo que estará siempre bajo la ira del Señor.


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