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2 Samuel 3:34 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

34 ¡No tenías atadas las manos ni te habían encadenado los pies! ¡Caíste como el que cae en manos de criminales!». Y el pueblo lloró aún más.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

34 Tus manos no estaban atadas, ni tus pies ligados con grillos; Caíste como los que caen delante de malos hombres. Y todo el pueblo volvió a llorar sobre él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Tus manos no estaban atadas; tus pies no estaban encadenados. No, fuiste asesinado, víctima de un complot perverso». Entonces todo el pueblo lloró nuevamente por Abner.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Tus manos no estaban atadas, tus pies no estaban apretados por cadenas de bronce, pero caíste como cae uno en manos de criminales'. Todo el pueblo se puso a llorar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Tus manos no estaban atadas,° Ni apresados tus pies con grilletes. Antes, como quien cae delante de los hijos de iniquidad, así caíste tú. Y todo el pueblo° lloraba por él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Tus manos no estaban atadas, ni tus pies sujetos con cadenas. ¡Has sucumbido como quien sucumbe ante malhechores!'. Y todo el pueblo siguió llorando por él.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

34 Tus manos no estaban atadas, ni tus pies ligados con grillos: Caíste como los que caen delante de malos hombres, así caíste. Y todo el pueblo volvió a llorar sobre él.

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2 Samuel 3:34
8 Referencias Cruzadas  

Lloraron y ayunaron hasta el anochecer porque Saúl y su hijo Jonatán habían caído a filo de espada, y también por el ejército del Señor y por la nación de Israel.


Entonces el rey compuso este lamento por Abner: «¿Por qué tenía que morir Abner como mueren los canallas?


Todos se acercaron a David y le rogaron que comiera algo mientras todavía era de día, pero él hizo este juramento: «¡Que Dios me castigue sin piedad si pruebo pan o algún otro alimento antes de que se ponga el sol!».


Apenas amanece, se levanta el asesino y mata al pobre y al necesitado; apenas cae la noche, actúa como ladrón.


»Este es el lamento que las ciudades de las naciones entonarán sobre Egipto y toda su multitud, afirma el Señor y Dios».


Una pandilla de sacerdotes está al acecho en el camino a Siquén y, como banda de salteadores, comete toda clase de infamias.


Entonces los filisteos lo capturaron, le arrancaron los ojos y lo llevaron a Gaza. Lo sujetaron con cadenas de bronce y lo pusieron a moler en la cárcel.


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