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2 Samuel 23:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

15 Como David tenía mucha sed, exclamó: «¡Ojalá pudiera yo beber agua del pozo que está a la entrada de Belén!».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

15 Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 David les comentó a sus hombres un vivo deseo: «¡Ah, cómo me gustaría tomar un poco de esa buena agua del pozo que está junto a la puerta de Belén!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 David tuvo un deseo y dijo: '¿Quién pudiera traerme agua para tomar del pozo que está a la entrada de Belén?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Y David tuvo un deseo y exclamó: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Bet-léhem, que está junto a la puerta!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Y se le ocurrió a David decir: '¡Quién me diera a beber agua del pozo que hay a la puerta de Belén!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 Y David tuvo deseo, y dijo: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén, que está junto a la puerta!

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2 Samuel 23:15
12 Referencias Cruzadas  

Así murió Raquel y la sepultaron en el camino que va hacia Efrata, que es Belén.


Entonces los tres valientes se metieron en el campamento filisteo, sacaron agua del pozo de Belén y se la llevaron a David. Pero él no quiso beberla, sino que derramó el agua en honor al Señor


Como David tenía mucha sed, exclamó: «¡Ojalá pudiera yo beber agua del pozo que está a la entrada de Belén!».


Mi vida desfallece esperando tu salvación, pero he puesto mi esperanza en tu palabra.


Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, sedienta y sin agua.


»Los pobres y los necesitados buscan agua, pero no la encuentran; la sed les ha resecado la lengua. Pero yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.


que regaré con agua la tierra sedienta y con arroyos el suelo seco; derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia y mi bendición sobre tus vástagos,


Jesús contestó: —Si supieras lo que Dios puede dar y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a él y él te habría dado agua viva.


pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.


En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: —¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!


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