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2 Samuel 14:12 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

12 Pero la mujer siguió diciendo: —Permita mi señor y rey que esta servidora suya diga algo más. —Habla.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 Y la mujer dijo: Te ruego que permitas que tu sierva hable una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 —Por favor, permítame preguntar una cosa más a mi señor el rey —dijo ella. —Adelante, habla —respondió él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 La mujer retomó la palabra diciendo: 'Permítale el señor rey a su sirvienta decir todavía una palabra'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y la mujer dijo: Permite, te ruego, que tu sierva hable una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 La mujer añadió: 'Permite a tu sierva que diga a mi señor el rey aún una palabra'. Él contestó: 'Habla'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Y la mujer dijo: Te ruego que hable tu sierva una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla.

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2 Samuel 14:12
10 Referencias Cruzadas  

Abraham dijo: —Reconozco que he sido muy atrevido al dirigirme así al Señor, yo que apenas soy polvo y ceniza.


Abraham volvió a decir: —No se enoje mi Señor, pero permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren solo diez. —Aun por esos diez no la destruiré —respondió él por última vez.


Entonces Judá se acercó a José para decirle: —Mi señor, no se enoje usted conmigo, pero le ruego que me permita hablarle en privado. Usted es tan importante como el faraón.


Entonces ella suplicó: —¡Ruego a Su Majestad invocar al Señor su Dios, para que quien deba vengar la muerte de mi hijo no aumente mi desgracia matando a mi otro hijo! —¡Tan cierto como que el Señor vive —respondió el rey—, te aseguro que tu hijo no perderá ni un solo cabello!


—¿Cómo es que intenta usted hacer lo mismo contra el pueblo de Dios? Al prometerme el rey estas cosas, se declara culpable, pues no deja regresar a su hijo desterrado.


Joab se le acercó. —¿Es usted Joab? —preguntó la mujer. —Así es. Entonces la mujer dijo: —Ponga atención a las palabras de su sierva. —Te escucho —respondió Joab.


tengo algo que comunicarle. —Habla —contestó ella.


Tú, Señor, eres justo cuando argumento contigo. Sin embargo, quisiera exponerte algunas cuestiones de justicia. ¿Por qué prosperan los malvados? ¿Por qué viven tranquilos los traidores?


Entonces Agripa dijo a Pablo: —Tienes permiso para defenderte. Pablo hizo un ademán con la mano y comenzó así su defensa:


Se arrojó a sus pies y dijo: —Señor mío, yo tengo la culpa. Deje que esta sierva suya hable; le ruego que me escuche.


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