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2 Reyes 7:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

10 Así que fueron a la ciudad y llamaron a los centinelas. Les dijeron: «Fuimos al campamento de los arameos y ya no había nadie allí. Solo se oía a los caballos y asnos, que estaban atados. Y las tiendas las dejaron tal como estaban».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los sirios, y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre, sino caballos atados, asnos también atados, y el campamento intacto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Así que regresaron a la ciudad e informaron a los porteros lo que había sucedido. «Salimos al campamento arameo —dijeron—, ¡y allí no había nadie! Los caballos y los burros estaban atados, y todas las carpas estaban en orden, ¡pero no había ni una sola persona!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Regresaron a la ciudad, llamaron a los guardias de la puerta y les contaron: 'Fuimos al campamento de los arameos y no hay nadie, ninguna presencia humana, sino sólo los caballos y los burros atados y las tiendas tales como las dejaron'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y fueron y llamaron al centinela° de la ciudad, y les° informaron, diciendo: Hemos ido al campamento de los sirios, y he aquí, no hay allí hombre, ni voz alguna de hombre, sino caballos y asnos atados, y las tiendas intactas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Llegaron, pues, empezaron a gritar a los centinelas de la ciudad y les dieron la noticia: 'Hemos ido al campamento de los arameos y allí no hay nadie ni se oye voz humana; sólo los caballos y los asnos atados, y las tiendas intactas'.

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2 Reyes 7:10
9 Referencias Cruzadas  

el centinela se dio cuenta de que otro hombre corría detrás de él, así que le anunció al guarda de la puerta: —¡Por ahí viene otro hombre corriendo solo! —Ese también debe de traer buenas noticias —dijo el rey.


Los centinelas, a voz en cuello, hicieron llegar la noticia hasta el interior del palacio.


Entonces se dijeron unos a otros: —Esto no está bien. Hoy es un día de buenas noticias y no las estamos dando a conocer. Si esperamos hasta que amanezca, resultaremos culpables. Vayamos ahora mismo al palacio y demos aviso.


Junto con ellos nombraron a sus parientes que les seguían en rango y que se desempeñaban como porteros: Zacarías, hijo de Jaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaías, Maseías, Matatías, Elifeleu, Micnías, Obed Edom y Jeyel.


Como porteros nombró a Obed Edom y a sus sesenta y ocho hermanos, junto con Obed Edom, hijo de Jedutún, y Josá.


También colocó porteros en la entrada del Templo del Señor, para que le impidieran el paso a todo el que estuviera impuro.


Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes.


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