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2 Pedro 3:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

10 Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. En aquel día los cielos desaparecerán con un estruendo espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego; y la tierra, con todo lo que hay en ella, será quemada.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Pero el día del Señor llegará tan inesperadamente como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán con un terrible estruendo, y los mismos elementos se consumirán en el fuego, y la tierra con todo lo que hay en ella quedará sometida a juicio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Llegará el día del Señor como hace un ladrón, y entonces los cielos se desarmarán entre un ruido ensordecedor, los elementos se derretirán por el calor y la tierra con todo lo que hay en ella se consumirá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Pero el día del Señor vendrá° como ladrón,° en el cual los cielos desaparecerán con gran estruendo, y los elementos se disolverán con el intenso fuego, y la tierra y las obras que en ella hay serán descubiertas.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. En él desaparecerán los cielos con formidable estruendo, los elementos se disolverán abrasados por el fuego y quedará al descubierto la tierra con todas las obras que hay en ella.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

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2 Pedro 3:10
36 Referencias Cruzadas  

Ellos perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido; como ropa los cambiarás y los dejarás de lado.


Se agitan las naciones, los reinos caen; Dios deja oír su voz, y la tierra se derrumba.


Ante el Señor, dueño de toda la tierra, las montañas se derriten como cera.


El día del Señor de los Ejércitos vendrá contra todos los orgullosos y arrogantes, contra todos los altaneros, para humillarlos;


La tierra se quiebra, se desintegra; la tierra se agrieta, se resquebraja; la tierra tiembla y retiembla.


Se desintegrará todo el ejército del cielo y se enrollará el cielo como un pergamino. Todo su ejército perderá su esplendor, como lo pierde la hoja marchita de la vid o los higos secos de la higuera.


Levanten los ojos al cielo, miren la tierra aquí abajo: como humo se esfumarán los cielos, como ropa se gastará la tierra y como moscas morirán sus habitantes. Pero mi salvación permanecerá para siempre, mi justicia nunca fallará.


¡Ay de aquel día! Porque el día del Señor está cerca. Vendrá como devastación de parte del Todopoderoso.


¡Toquen la trompeta en Sión; den la voz de alarma en mi santo monte! ¡Tiemblen todos los habitantes del país! Ya viene el día del Señor; en realidad, ya está cerca.


El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes que llegue el día del Señor, día grande y terrible.


¡Multitud tras multitud en el valle de la decisión! ¡Cercano está el día del Señor en el valle de la decisión!


«Vienen días», afirma el Señor, «en los cuales el que ara alcanzará al segador y el que pisa las uvas, al sembrador. Los montes destilarán vino dulce, el cual correrá por todas las colinas.


El Señor y Dios de los Ejércitos toca la tierra y ella se desmorona. Sube y baja la tierra como las aguas del Nilo, el río de Egipto, y se enlutan todos los que en ella viven.


A su paso se derriten los montes como la cera junto al fuego; se agrietan los valles como partidos por el agua de un torrente.


Ante él tiemblan las montañas y se desmoronan las colinas. Ante él se agita la tierra, el mundo y todos los que en él habitan.


»Estoy por enviarles al profeta Elías antes que llegue el día del Señor, día grande y terrible.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.


Pero entiendan esto: si un dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no lo dejaría forzar la entrada.


pues fue sometida a la frustración, no por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza


Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que no sean reprendidos en el día de nuestro Señor Jesucristo.


entreguen a este hombre a Satanás para destrucción de su carne a fin de que su espíritu sea salvo en el día del Señor.


así como ya nos han comprendido en parte, que pueden sentirse orgullosos de nosotros como también nosotros nos sentiremos orgullosos de ustedes en el día del Señor Jesús.


porque ya saben que el día del Señor llegará como ladrón en la noche.


Ustedes, en cambio, hermanos, no están en la oscuridad para que ese día los sorprenda como un ladrón.


Ya que todo será destruido de esa manera, ¿no deberían vivir ustedes con devoción, siguiendo una conducta santa


y esperando ansiosamente la venida del día de Dios? Ese día los cielos serán destruidos por el fuego y los elementos se derretirán con el calor de las llamas.


Y ahora, por esa misma palabra, el cielo y la tierra están guardados para el fuego, reservados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.


Y a los ángeles que no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran día.


«¡Cuidado! ¡Vengo como un ladrón! Dichoso el que se mantenga despierto, con su ropa a la mano, no sea que ande desnudo y sufra vergüenza por su desnudez».


Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno.


Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar.


Así que recuerda lo que has recibido y oído; obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes despierto, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón.


El firmamento desapareció como cuando se enrolla un pergamino y todas las montañas y las islas fueron removidas de su lugar.


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