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1 Samuel 3:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

17 —¿Qué fue lo que te dijo? —preguntó Elí—. Te pido que no me lo ocultes. ¡Que Dios te castigue sin piedad si me ocultas una sola palabra de todo lo que te ha dicho!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Y Elí dijo: ¿Qué es la palabra que te habló? Te ruego que no me la encubras; así te haga Dios y aun te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 —¿Qué te dijo el Señor? Dímelo todo. ¡Y que el Señor te castigue, y aun te mate, si me ocultas algo!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Helí le preguntó: '¿Cuál fue la palabra que se te dijo? No me ocultes nada. Te maldiga Dios y te remaldiga si me ocultas una sola palabra de lo que te dijo'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y dijo: ¿Qué es lo que te ha dicho? Te ruego que no me lo ocultes. Así te haga ’Elohim y aún te añada, si me ocultas alguna palabra de todas las que te ha hablado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Él le preguntó: '¿Qué es lo que te ha dicho? Te ruego que no me ocultes nada. ¡Que Dios te haga esto y te añada esto otro, si me ocultas algo de lo que él te ha dicho!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Y dijo: ¿Qué es la palabra que te habló Jehová? Te ruego que no me la encubras; así te haga Dios y aun te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo.

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1 Samuel 3:17
18 Referencias Cruzadas  

Al llegar a este punto, el rey dijo a la mujer: —Voy a hacerte una pregunta y te pido que no me ocultes nada. —Dígame usted.


Díganle también a Amasá: “¿Acaso no eres de mi propia sangre? Tú serás de por vida el comandante de mi ejército, en lugar de Joab. ¡Que Dios me castigue sin piedad si no lo cumplo!”».


Todos se acercaron a David y le rogaron que comiera algo mientras todavía era de día, pero él hizo este juramento: «¡Que Dios me castigue sin piedad si pruebo pan o algún otro alimento antes de que se ponga el sol!».


Que Dios me castigue sin piedad si ahora yo no procedo con David conforme a lo que el Señor juró:


El rey le reclamó: —¿Cuántas veces debo hacerte jurar que no me digas nada más que la verdad en el nombre del Señor?


«¡Que Dios me castigue sin piedad —exclamó el rey— si hoy mismo no le corto la cabeza a Eliseo, hijo de Safat!».


Que cuando el justo me castigue, sea una muestra de amor; que su reprensión sea bálsamo que mi cabeza no rechace, pues mi oración siempre está en contra de las malas obras.


El rey Sedequías mandó que llevaran a Jeremías a la tercera entrada del Templo del Señor y allí le dijo: —Te voy a preguntar algo; por favor, no me ocultes nada.


Jeremías respondió: —Ya los he oído. Voy a rogar al Señor, al Dios de ustedes, tal como me lo han pedido. Les comunicaré todo lo que el Señor me diga y no les ocultaré absolutamente nada.


Daniel, conocido también como Beltsasar, se quedó desconcertado por algún tiempo y aterrorizado por sus propios pensamientos; por eso el rey le dijo: «Beltsasar, no te dejes alarmar por este sueño y su significado». A esto Daniel respondió: «¡Mi señor, ojalá que el sueño y su significado tengan que ver con sus adversarios y enemigos!


Descendientes de Jacob, acaso no se dice: «¿Ha perdido el Espíritu del Señor la paciencia? ¿Es esta su manera de actuar?». «¿Acaso no hacen bien mis palabras para el que camina en rectitud?


Balán se fue adonde estaba Balac y lo encontró de pie, al lado de su holocausto, en compañía de los oficiales de Moab. Balac le preguntó: —¿Qué dijo el Señor?


Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió: —Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios.


Moriré donde tú mueras y allí seré sepultada. ¡Que me castigue el Señor con toda severidad si me separa de ti algo que no sea la muerte!».


—Jonatán, si tú no mueres, ¡que Dios me castigue sin piedad! —exclamó Saúl.


Pero si mi padre intenta hacerte daño y yo no te aviso para que puedas escapar, ¡que el Señor me castigue sin piedad, y que esté contigo como estuvo con mi padre!


¡Que Dios me castigue sin piedad si antes del amanecer no acabo con todos sus hombres!».


Así que Elí tuvo que llamarlo. —¡Samuel, hijo mío! —Aquí estoy —respondió Samuel.


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