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1 Samuel 24:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

16 Cuando David terminó de hablar, Saúl dijo: —David, hijo mío, ¡pero si eres tú quien me habla! Y alzando la voz, se echó a llorar.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 Y aconteció que cuando David acabó de decir estas palabras a Saúl, Saúl dijo: ¿No es esta la voz tuya, hijo mío David? Y alzó Saúl su voz y lloró,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Cuando David terminó de hablar, Saúl le respondió: —¿Realmente eres tú, David, hijo mío? Enseguida comenzó a llorar

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Que Yavé juzgue entre tú y yo. Que él examine y asuma mi defensa, que me haga justicia y me libre de tu mano'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y cuando David hubo terminado de decir esas palabras a Saúl, aconteció que Saúl dijo: ¿Es esta tu voz, hijo mío David? Entonces Saúl alzó su voz y lloró.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Que Yahveh sea juez y sentencie entre tú y yo. Que él examine y defienda mi causa, y que me haga justicia librándome de tu mano'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Y aconteció que, cuando David acabó de decir estas palabras a Saúl, Saúl dijo: ¿No es esta la voz tuya, hijo mío David? Y alzando Saúl su voz lloró.

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1 Samuel 24:16
13 Referencias Cruzadas  

Entonces Saray dijo a Abram: —¡Tú tienes la culpa de esta injusticia! Yo puse a mi esclava en tus brazos y ahora que se ve embarazada me mira con desprecio. ¡Que el Señor determine quién tiene la culpa, si tú o yo!


Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado toda la obra que había emprendido.


Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y lo besó. Entonces los dos se pusieron a llorar.


Y el Espíritu vino sobre Amasay, jefe de los treinta, y este exclamó: «¡Somos tuyos, David! ¡Estamos contigo, hijo de Isaí! ¡Tres veces deseamos la paz a ti y a quien te brinde su ayuda! ¡Y quien te ayuda es tu Dios!». David los recibió y los puso entre los jefes de la tropa.


¡Qué dolorosas son las palabras justas! ¡Pero los argumentos de ustedes, qué pretenden probar!


Defiende mi causa y rescátame; dame vida conforme a tu promesa.


La respuesta amable calma la ira, pero la agresiva provoca el enojo.


Como manzanas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo.


pues yo mismo les daré tal elocuencia y sabiduría para responder que ningún adversario podrá resistirles ni contradecirles.


Como no podían hacer frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba Esteban,


Yo no te he hecho ningún mal. Tú, en cambio, obras mal conmigo al librar una guerra contra mí. Que el Señor, el gran Juez, dicte hoy su sentencia en esta contienda entre israelitas y amonitas”».


Saúl, que reconoció la voz de David, dijo: —David, hijo mío, ¡pero si eres tú quien habla! —Soy yo, mi señor y rey —respondió David—.


Sin embargo, así como hoy valoré la vida de usted, quiera el Señor valorar mi propia vida y librarme de toda angustia.


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