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1 Samuel 1:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

19 Al día siguiente madrugaron y, después de adorar al Señor, volvieron a su casa en Ramá. Luego Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Temprano a la mañana siguiente, la familia se levantó y una vez más fue a adorar al Señor. Después regresaron a su casa en Ramá. Ahora bien, cuando Elcana se acostó con Ana, el Señor se acordó de la súplica de ella,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Se levantó muy temprano y después de haberse postrado ante Yavé, emprendieron el regreso a su casa de Ramá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Por la mañana madrugaron y se postraron delante de YHVH; luego regresaron y llegaron a su casa en Ramá. Y Elcana conoció° a Ana su mujer, y YHVH se acordó de ella.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Se levantaron de madrugada y, después de haber adorado a Yahveh, volvieron y se fueron a su casa de Ramá. Elcaná conoció a Ana su mujer, y Yahveh se acordó de ella.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y se volvieron, y vinieron a su casa en Ramá. Y Elcana conoció a Ana su esposa, y Jehová se acordó de ella.

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1 Samuel 1:19
23 Referencias Cruzadas  

Tal como el Señor lo había dicho, actuó a favor de Sara y cumplió con la promesa que había hecho.


Pero Dios también se acordó de Raquel; la escuchó y le quitó la esterilidad.


El hombre tuvo relaciones sexuales con Eva, su mujer, y ella quedó embarazada y dio a luz a Caín. Y dijo: «¡Con la ayuda del Señor, he tenido un varón!».


Dios se acordó entonces de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en el arca. Hizo que soplara un fuerte viento sobre la tierra y las aguas comenzaron a bajar.


En efecto, la mujer quedó embarazada. Y al año siguiente, por esa misma fecha, dio a luz un hijo, tal como Eliseo se lo había dicho.


Muy de mañana me levanto a pedir ayuda; en tus palabras he puesto mi esperanza.


Al que nunca nos olvida, aunque estemos humillados; su gran amor perdura para siempre.


Olvida los pecados y las transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno.


Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos y quedo a la espera de tu respuesta.


En la noche, en la mañana y al mediodía, clamo angustiado y él me escucha.


Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario donde se puso a orar.


Luego dijo: —Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.


En la región montañosa de Efraín había un hombre zufita de Ramatayin. Su nombre era Elcaná, hijo de Jeroán, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efraimita.


Entonces hizo esta promesa: «Señor de los Ejércitos, si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya, y si en vez de olvidarme te acuerdas de mí y me concedes un hijo varón, yo te lo entregaré para toda su vida y nunca se le cortará el cabello».


Luego regresó a Ramá, mientras que Saúl se fue a su casa en Guibeá de Saúl.


Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del Señor vino con poder sobre David, y desde ese día estuvo con él. Luego Samuel regresó a Ramá.


Después de huir y ponerse a salvo, David fue a Ramá para ver a Samuel y contarle todo lo que Saúl le había hecho. Entonces los dos se fueron a vivir a Nayot.


Elcaná volvió a su casa en Ramá, pero el niño se quedó para servir al Señor, bajo el cuidado del sacerdote Elí.


Samuel murió y fue enterrado en Ramá, donde había vivido. Todo Israel se reunió para hacer duelo por él. Después de eso David bajó al desierto de Parán.


Luego regresaba a Ramá, donde residía, y desde allí lideraba a Israel. También allí erigió un altar al Señor.


Por eso se reunieron todos los jefes de Israel y fueron a Ramá para hablar con Samuel.


Al amanecer, a la hora de levantarse, Samuel habló con Saúl en ese mismo lugar: —¡Levántate! —dijo—; ya debes partir. Saúl se levantó, y salieron de la casa juntos.


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