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1 Corintios 9:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

16 Sin embargo, cuando predico acerca de las buenas noticias, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico las buenas noticias!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Sin embargo, predicar la Buena Noticia no es algo de lo que pueda jactarme. Estoy obligado por Dios a hacerlo. ¡Qué terrible sería para mí si no predicara la Buena Noticia!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Pues ¿cómo podría alardear de que anuncio el Evangelio? Estoy obligado a hacerlo, y ¡pobre de mí si no proclamo el Evangelio!

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Porque si proclamo el evangelio, no me es motivo de gloria, pues me es impuesta necesidad, y, ¡ay de mí si no proclamara el evangelio!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pues anunciar el evangelio no es para mí motivo de gloria; es un deber que me incumbre. ¡Y ay de mí, si no anuncio el evangelio!

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1 Corintios 9:16
21 Referencias Cruzadas  

Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros y mis ojos han visto al Rey, al Señor de los Ejércitos».


»Pero tú, ¡prepárate! Ve y diles todo lo que yo te ordene. No estés aterrorizado ante ellos, pues de lo contrario te aterrorizaré ante ellos.


¡Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir! Fuiste más fuerte que yo y me venciste. Todo el mundo se burla de mí; se ríen de mí todo el tiempo.


Si digo: «No me acordaré más de él ni hablaré más en su nombre»; entonces su palabra es en mi corazón como un fuego, un fuego ardiente que penetra hasta los huesos. He hecho todo lo posible por contenerla, pero ya no puedo más.


Ruge el león; ¿quién no temblará de miedo? Habla el Señor y Dios; ¿quién no profetizará?


Pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel”.


El que había recibido las cinco mil fue enseguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil.


Jesús respondió: —Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios.


Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.


—¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel.


Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.


Estoy en deuda con todos, sean griegos o no griegos, sabios o ignorantes.


Por tanto, mi servicio a Dios es para mí motivo de orgullo en Cristo Jesús.


En realidad, si Abraham hubiera sido justificado por las obras, habría tenido de qué jactarse, pero no delante de Dios.


De hecho, aunque tuvieran ustedes miles de tutores en Cristo, padres sí que no tienen muchos, porque mediante el evangelio yo fui el padre que los engendró en Cristo Jesús.


Si otros tienen derecho a este sustento de parte de ustedes, ¿no lo tendremos aún más nosotros? Sin embargo, no ejercimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no crear obstáculo al evangelio de Cristo.


Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio.


Ahora bien, cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, descubrí que el Señor me había abierto una puerta.


Díganle a Arquipo que se ocupe de la tarea que recibió en el Señor y que la lleve a cabo.


En cuanto a mí, que el Señor me libre de pecar contra él dejando de orar por ustedes. Yo seguiré enseñándoles el camino bueno y recto.


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