Éxodo 1:9 - Biblia Version Moderna (1929)

⁹ el cual dijo a su pueblo: He aquí que el pueblo de los hijos de Israel va haciéndose mayor y más fuerte que nosotros.

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

⁹ He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros.

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁹ El rey le dijo a su pueblo: «Miren, el pueblo de Israel ahora es más numeroso y más fuerte que nosotros.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁹ Miren que los hijos de Israel forman un pueblo más numeroso y fuerte que nosotros.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁹ y dijo a su pueblo: Ciertamente el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y fuerte que nosotros.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁹ y dijo a su pueblo: 'El pueblo de los israelitas es más numeroso y fuerte que nosotros.

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

⁹ y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es más grande y más fuerte que nosotros:

Éxodo 1:9 Referencias Cruzadas

Génesis 26:16

Dijo entonces Abimelec a Isaac: Retírate de nosotros, porque eres mucho más fuerte que nosotros.

Génesis 46:3

Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre: no temas descender a Egipto; porque allí haré de ti una nación grande.

Job 5:2

Porque al necio le mata el encono, y al simple le hace morir la envidia.

Éxodo 5:5

Dijo también Faraón: He aquí que el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros los hacéis descansar de sus cargas.

Proverbios 14:28

En la muchedumbre de su pueblo está la gloria del rey; y en la escasez de gente, la ruina del príncipe.

Proverbios 27:4

Cruel es la cólera, y diluvio destructor es la ira; mas ¿quién podrá estar en pie delante de la envidia?

Eclesiastés 4:4

Luego me puse a observar toda suerte de trabajos, y todo género de obra afortunada; y ví que por esto mismo el hombre es envidiado de su prójimo. ¡Esto también es vanidad y correr tras el viento!

Tito 3:3

¶Porque nosotros también éramos en un tiempo necios, desobedientes, engañados, sirviendo a diversas concupiscencias y placeres, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos los unos a los otros.

Santiago 4:5

¿Pensáis acaso que la Escritura dice en vano, que el Espíritu que Dios hizo habitar en nosotros, suspira por nosotros con celos envidiosos?