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1 Juan 3:1 - Biblia Torres Amat 1825

1 Carísimos, nosotros somos ya ahora hijos de Dios; mas lo que seremos algún día no aparece aún. Sabemos sí que cuando se manifestare claramente Jesucristo, seremos semejantes a él en la gloria, porque le veremos como él es.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Miren qué amor tan singular nos ha tenido el Padre: que no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Por eso el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Mirad qué clase de° amor! El Padre nos ha concedido que seamos llamados hijos de Dios,° y lo somos;° por esto no nos conoce el mundo, porque tampoco lo conoció a Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Ved qué gran amor nos ha dado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios. ¡Y lo somos! Por eso no os conoce el mundo, porque no lo conoció a él.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.

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1 Juan 3:1
33 Referencias Cruzadas  

Y pareciéndote aún, ¡oh Señor Dios!, que esto era poco a tus ojos, has querido asegurar a tu siervo la permanencia de su casa para los siglos venideros; que tal es la ley o el deseo de los hijos de Adán, ¡oh Señor Dios!


¡Oh, cuán grande es, Señor, la dulzura que tienes reservada para los que te temen! Tú la has comunicado abundantemente, a vista de los hijos de los hombres, a aquellos que tienen puesta en ti su esperanza.


Entonces dije yo: ¡Oh cuántos hijos te daré a ti! Yo te daré la tierra deliciosa; una herencia esclarecida de ejércitos de gentes. Y añadí: Tú me llamarás padre, y no cesarás de caminar en pos de mí.


Mas algún día el número de los hijos del verdadero Israel será como el de las arenas del mar, que no tienen medida ni guarismo. Y sucederá que donde se les haya dicho a ellos: Vosotros no sois mi pueblo, se les dirá: Vosotros sois hijos del Dios vivo.


Porque ya no podrán morir otra vez, siendo iguales a los ángeles e hijos de Dios, por el estado de la resurrección .


Pero a todos los que le recibieron, que son los que creen en su nombre, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios.


y no solamente por la nación judaica, sino también para congregar en un cuerpo a los hijos de Dios, que estaban dispersos.


Pero todo esto lo ejecutarán con vosotros por causa y odio de mi nombre; porque no conocen al que me ha enviado.


Y os tratarán de esta suerte, porque no conocen al Padre, ni a mí.


¡Oh Padre justo!, el mundo no te ha conocido; yo sí que te he conocido; y éstos han conocido que tú me enviaste.


Que amó tanto Dios al mundo, que no paró hasta dar a su hijo unigénito; a fin de que todos los que creen en él, no perezcan, sino que vivan vida eterna.


pero lo que hace brillar más la caridad de Dios hacia nosotros, es que cuando éramos aún pecadores o enemigos suyos, fue cuando al tiempo señalado,


Así las criaturas todas están aguardando con gran ansia la manifestación de los hijos de Dios.


de que serán también ellas mismas libertadas de esa servidumbre a la corrupción, para participar de la libertad y gloria de los hijos de Dios.


El que ni a su propio Hijo perdonó, sino que le entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo después de habérnosle dado a él, dejará de darnos cualquier otra cosa?


y yo os acogeré, y seré yo vuestro padre, y vosotros seréis mis hijos y mis hijas, dice el Señor todopoderoso.


Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Jesucristo.


Y siendo vosotros miembros de Cristo , sois por consiguiente hijos de Abrahán, y los herederos según la promesa.


Portaos como hijos del Señor Dios vuestro: no hagáis en vuestra carne sajaduras, ni os cortéis el cabello por razón de un muerto.


Porque muertos estáis ya, y vuestra nueva vida está escondida con Cristo en Dios.


En verdad que ésta es la doctrina que aprendisteis desde el principio , que os améis unos a otros.


Entretanto, quien tiene tal esperanza de él, se santifica a sí mismo, así como él es también santo.


En la caridad no hay temor; antes la perfecta caridad echa fuera al temor servil, porque el temor tiene pena; y así el que teme, no es consumado en la caridad.


El que venciere poseerá todas estas cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.


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