Jeremías 36:24 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

²⁴ El rey y todos sus servidores, que habían oído todas aquellas palabras, no se asustaron ni rasgaron sus vestiduras.

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

²⁴ Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras.

Biblia Nueva Traducción Viviente

²⁴ Ni el rey ni sus asistentes mostraron ninguna señal de temor o arrepentimiento ante lo que habían oído.

Biblia Católica (Latinoamericana)

²⁴ Ni el rey, ni ninguno de sus servidores se asustaron o se rasgaron las vestiduras al escuchar estas palabras.

La Biblia Textual 3a Edicion

²⁴ Así no tuvieron temor, y ni el rey ni ninguno de sus siervos que habían oído aquellas palabras rasgaron sus vestidos.

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

²⁴ Y no tuvieron temor, ni rasgaron sus vestiduras, ni el rey ni ninguno de sus siervos que oyeron todas estas palabras.

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

²⁴ Mientras el rey y los jefes escuchaban las palabras escritas en el libro, no tuvieron miedo ni se mostraron arrepentidos.

Jeremías 36:24 Referencias Cruzadas

Génesis 37:29

Cuando Rubén volvió a la cisterna y vio que José no estaba en ella, rasgó sus vestiduras

Génesis 37:34

Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se vistió de saco e hizo duelo por su hijo muchos días.

2 Samuel 1:11

David echó mano a sus vestidos y los rasgó; y lo mismo hicieron todos los que estaban con él.

1 Reyes 21:27

Al oír Ajab todas estas palabras, rasgó sus vestiduras, se puso un saco sobre la carne y ayunó. Se acostaba con el saco puesto y andaba abatido.

Job 15:4

Tú llegas a destruir la piedad, suprimes la meditación de Dios.

Salmos 36:1

Del director. Del siervo de Yahveh. De David.

Salmos 36:2

Un dictamen de culpa destinado al impío llevo en mi corazón: El temor de Dios no existe delante de sus ojos.

Salmos 64:5

disparan en oculto al inocente, tirando de sorpresa, sin ser vistos.

Éxodo 7:23

El Faraón se volvió y entró en su casa, sin prestar atención tampoco a esto.

Isaías 26:11

Yahveh, tu mano está alzada, pero ellos no la ven. ¡Vean, avergonzados, tu celo por el pueblo; el fuego devore a tus enemigos!

Isaías 36:22

Eliaquín, hijo de Jilquías, mayordomo del palacio, Sebná, el secretario, y Joaj, hijo de Asaf, el cronista, se presentaron a Ezequías con las vestiduras rasgadas y le refirieron las palabras del copero mayor.

Isaías 37:1

El rey Ezequías, al oírlo, rasgó sus vestiduras y, cubierto de saco, entró en el templo de Yahveh.

Jeremías 36:16

Cuando oyeron todas las palabras, se miraron unos a otros asustados y dijeron a Baruc: 'Daremos cuenta exacta al rey de todas estas cosas'.

Jeremías 5:3

Yahveh, ¿no buscan tus ojos la verdad? Los has golpeado y no se han dolido; los has consumido, y no quisieron aprender la lección. Tienen la cara más dura que una piedra, no quieren convertirse.

Jonás 3:6

La noticia llegó al rey de Nínive, quien se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó en la ceniza.

Mateo 12:41

Los habitantes de Nínive comparecerán en el juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron ante la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.

Romanos 3:18

No hay temor de Dios ante sus ojos.