El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
Así que el carcelero los puso en el calabozo de más adentro y les sujetó los pies en el cepo.
Este, al recibir dicha orden, los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies con cadenas al piso del calabozo.
Al recibir esta orden, él los echó en el calabozo interior y les aseguró los pies en el cepo.
En cumplimiento de la orden, los metió en el calabozo interior y sujetó sus pies al cepo.
El carcelero los puso en la parte más escondida de la prisión, y les sujetó los pies con unas piezas de madera grandes y pesadas.