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Rut 1:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

8 Entonces Noemí les dijo a sus dos nueras: ―¡Mirad, volved cada una a la casa de vuestra madre! Que el Señor os trate a vosotras con el mismo amor y lealtad que vosotras habéis mostrado con los que murieron y conmigo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Sin embargo, ya puestas en camino, Noemí les dijo a sus dos nueras: —Vuelva cada una a la casa de su madre, y que el Señor las recompense por la bondad que mostraron a sus esposos y a mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Cuando estaban en camino de regreso a Judá, Noemí dijo a sus nueras: 'Creo que es mejor que ustedes se vayan a sus casas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Dijo entonces Noemí a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre, ¡haga YHVH con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los difuntos y conmigo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pero Noemí dijo entonces a sus dos nueras: 'Id y volved cada una a casa de vuestra madre. Que Yahveh tenga misericordia con vosotras como vosotras la habéis tenido con los que murieron y conmigo.

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Rut 1:8
14 Referencias Cruzadas  

Y ahora, que el Señor os muestre a vosotros su amor y fidelidad, aunque yo también quiero recompensaros por esto que habéis hecho.


Esposas, someteos a vuestros propios esposos como al Señor.


Esposas, someteos a vuestros esposos, como conviene en el Señor.


conscientes de que el Señor os recompensará con la herencia. Vosotros servís a Cristo el Señor.


murieron también Majlón y Quilión, y Noemí se quedó viuda y sin hijos.


Salió, pues, con sus dos nueras del lugar donde había vivido, y juntas emprendieron el camino que las llevaría hasta la tierra de Judá.


Que el Señor os conceda hallar seguridad en un nuevo hogar, al lado de un nuevo esposo. Luego las besó. Pero ellas, deshechas en llanto,


―¡Que el Señor lo bendiga! —exclamó Noemí delante de su nuera—. El Señor no ha dejado de mostrar su fiel amor hacia los vivos y los muertos. Ese hombre es nuestro pariente cercano; es uno de los parientes que nos pueden redimir.


―Que el Señor te bendiga, hija mía. Esta nueva muestra de lealtad de tu parte supera la anterior, ya que no has ido en busca de hombres jóvenes, sean ricos o pobres.


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