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Números 22:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

8 Balán los invitó a pasar allí la noche, prometiendo comunicarles después lo que el Señor le dijera. Y los gobernantes se alojaron con él.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Él les dijo: Reposad aquí esta noche, y yo os daré respuesta según Jehová me hablare. Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 «Quédense aquí esta noche —dijo Balaam—, y en la mañana les diré lo que me indique el Señor». Así que los funcionarios de Moab se quedaron con Balaam.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Balaam les dijo: 'Alójense en mi casa por esta noche, y les responderé según lo que me diga Yavé. Los jefes de Moab se quedaron pues en casa de Balaam.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y él les dijo: Alojaos aquí esta noche, y yo os comunicaré la palabra conforme YHVH me hable. Así los jerarcas de Moab se quedaron con Balaam.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Él les dijo: 'Quedaos aquí esta noche y os daré la respuesta, según lo que me diga Yahveh'. Los príncipes de Moab se hospedaron en casa de Balaán.

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Números 22:8
13 Referencias Cruzadas  

Pero el hombre de Dios le respondió al rey: ―Aunque me dieras la mitad de tus posesiones, no iría a tu casa. Aquí no comeré pan ni beberé agua,


Pero Micaías repuso: ―Tan cierto como que vive el Señor, ten la seguridad de que yo le anunciaré al rey lo que el Señor me diga.


Tú los plantas, y ellos echan raíces; crecen y dan fruto. Te tienen cerca de su boca, pero estás lejos de su corazón.


Y se te acercan en masa, y se sientan delante de ti y escuchan tus palabras, pero luego no las practican. Me halagan de labios para afuera, pero después solo buscan las ganancias injustas.


el Señor les dijo: «Escuchad lo que voy a deciros: »Cuando un profeta del Señor se levanta entre vosotros, yo le hablo en visiones y me revelo a él en sueños.


Pero Balán le respondió: ―Aunque Balac me diera su palacio lleno de oro y de plata, yo no podría hacer nada grande ni pequeño, sino ajustarme al mandamiento del Señor mi Dios.


―¡Bueno, ya estoy aquí! —contestó Balán—. Solo que no podré decir nada que Dios no ponga en mi boca.


Los ancianos de Moab y de Madián fueron a darle a Balán el mensaje que Balac le enviaba, y llevaron consigo dinero para pagarle sus conjuros.


Dios se le apareció a Balán, y le dijo: ―¿Quiénes son estos hombres que se alojan contigo?


Pero Balán le respondió: ―¿Acaso no debo decir lo que el Señor me pide que diga?


Entonces Balán le dijo a Balac: «Quédate aquí, al lado de tu holocausto, mientras yo voy a ver si el Señor quiere reunirse conmigo. Luego te comunicaré lo que él me revele». Y se fue a un cerro desierto.


“Aunque Balac me diera su palacio lleno de oro y de plata, yo no podría hacer nada bueno ni malo, sino ajustarme al mandamiento del Señor mi Dios. Lo que el Señor me ordene decir, eso diré”.


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