Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Números 11:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

1 Un día, el pueblo se quejó de las penalidades que estaba sufriendo. Al oírlos el Señor, ardió en ira y su fuego consumió los alrededores del campamento.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Poco después el pueblo comenzó a quejarse de las privaciones que enfrentaba, y el Señor oyó todo lo que decían. Entonces el enojo del Señor se encendió contra ellos y envió un fuego que ardió entre ellos y destruyó a algunos en las afueras del campamento.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

1 El pueblo murmuró malvadamente a los oídos de Yavé. Yavé lo oyó y se enojó: se encendió el fuego de Yavé contra el pueblo y devoró las primeras tiendas del campamento.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

1 Pero aconteció que el pueblo comenzó a murmurar amargamente a oídos de YHVH. Y YHVH lo oyó y se encendió su ira, de manera que el fuego de YHVH ardió contra ellos, y consumió un extremo del campamento.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Aconteció que el pueblo profirió amargos lamentos que sonaron mal a los oídos de Yahveh. Yahveh lo oyó, se encendió su ira y ardió contra ellos un fuego de Yahveh que devoró un extremo del campamento.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Y cuando el pueblo se quejó, desagradó a Jehová; y al oírlo Jehová, se encendió su ira, y el fuego de Jehová ardió entre ellos y consumió a los que estaban en un extremo del campamento.

Ver Capítulo Copiar




Números 11:1
40 Referencias Cruzadas  

Esta conducta ofendió mucho al Señor, así que también a él le quitó la vida.


Después del luto, David mandó que se la llevaran al palacio y la tomó por esposa. Con el tiempo, ella le dio un hijo. Sin embargo, lo que David había hecho le desagradó al Señor.


―Si soy hombre de Dios —repuso Elías—, ¡que caiga fuego del cielo y te consuma junto con tus cincuenta soldados! Una vez más, el fuego de Dios cayó del cielo y consumió al oficial y a sus soldados.


No había terminado de hablar este mensajero cuando llegó otro y dijo: «Del cielo cayó un rayo que calcinó a las ovejas y a los criados. ¡Solo yo pude escapar para venir a contártelo!»


Un fuego devoró a esa pandilla; las llamas consumieron a los impíos.


Cuando el Señor oyó esto, se puso muy furioso; su enojo se encendió contra Jacob, su ira ardió contra Israel.


A sus jóvenes los consumió el fuego, y no hubo cantos nupciales para sus muchachas;


y mañana por la mañana veréis la gloria del Señor. Ya él sabe que vosotros andáis murmurando contra él. Nosotros no somos nadie, para que vosotros murmuréis contra nosotros.


Luego se dirigió Moisés a Aarón: ―Dile a toda la comunidad israelita que se acerque al Señor, pues los ha oído murmurar contra él.


La luz de Israel se convertirá en fuego; su Santo se volverá una llama. En un solo día quemará sus espinos y consumirá sus zarzas.


Porque Tofet está preparada desde hace tiempo; está dispuesta incluso para el rey. Se ha hecho una pira de fuego profunda y ancha, con abundancia de fuego y leña; el soplo del Señor la encenderá como un torrente de azufre ardiente.


Los pecadores están aterrados en Sión; el temblor atrapa a los impíos: «¿Quién de nosotros puede habitar en el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros puede habitar en la hoguera eterna?»


¿Por qué habría de quejarse en vida quien es castigado por sus pecados?


Así como juzgué a vuestros antepasados en el desierto de Egipto, también os juzgaré a vosotros. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo.


Entonces salió de la presencia del Señor un fuego que los consumió, y murieron ante él.


Ante él tiemblan las montañas y se desmoronan las colinas. Ante él se agita la tierra, el mundo y cuanto en él habita.


Una plaga mortal lo precede, un fuego abrasador le sigue los pasos.


Los israelitas partieron de la montaña del Señor y anduvieron por espacio de tres días, durante los cuales el arca del pacto del Señor marchaba al frente de ellos para buscarles un lugar donde acampar.


»Al pueblo solo le dirás lo siguiente: “Santificaos para mañana, pues váis a comer carne. Vosotros llorasteis ante el Señor, y le dijisteis: ‘¡Quién nos diera carne! ¡En Egipto lo pasábamos mejor!’ Pues bien, el Señor os dará carne, y tendréis que comérosla.


Decían: «¿Acaso no ha hablado el Señor con otro que no sea Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?» Y el Señor oyó sus murmuraciones.


En sus murmuraciones contra Moisés y Aarón, la comunidad decía: «¡Cómo quisiéramos haber muerto en Egipto! ¡Más nos valdría morir en este desierto!


que, aunque vieron mi gloria y las maravillas que hice en Egipto y en el desierto, ninguno de los que me desobedecieron y me pusieron a prueba repetidas veces


―¿Hasta cuándo ha de murmurar contra mí esta perversa comunidad? Ya he escuchado cómo se quejan contra mí los israelitas.


Así que diles de parte mía: “Juro por mí mismo que haré que se cumplan vuestros deseos.


Tú y tu gente os habéis reunido para oponeros al Señor, porque ¿quién es Aarón para que murmuréis contra él?


Y los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso fueron consumidos por el fuego del Señor.


La vara que retoñe será la de mi elegido. De ese modo me quitaré de encima las constantes quejas que los israelitas levantan contra vosotros».


y comenzaron a hablar contra Dios y contra Moisés: ―¿Para qué nos trajisteis vosotros de Egipto a morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua! ¡Ya estamos hartos de esta pésima comida!


Ni murmuréis contra Dios, como lo hicieron algunos y sucumbieron a manos del ángel destructor.


cuando estabas cansado y fatigado, salieron a tu encuentro y atacaron por la espalda a todos los rezagados. ¡No tuvieron temor de Dios!


Se ha encendido el fuego de mi ira, que quema hasta lo profundo del abismo. Devorará la tierra y sus cosechas, y consumirá la raíz de las montañas.


»En Taberá, en Masá y en Quibrot Hatavá provocasteis también la indignación del Señor,


porque nuestro «Dios es fuego consumidor».


Oíd cómo clama contra vosotros el salario no pagado a los obreros que trabajaron vuestros campos. El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso.


Estos individuos son refunfuñadores y criticones; se dejan llevar por sus propias pasiones; hablan con arrogancia y adulan a los demás para sacar ventaja.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos