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Lucas 8:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

7 Otra parte cayó entre espinos que, al crecer junto con la semilla, la ahogaron.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Otras semillas cayeron entre espinos, los cuales crecieron junto con ellas y ahogaron los brotes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Otra cayó entre espinos, y los espinos crecieron con la semilla y la ahogaron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Otra cayó en medio de las espinas, y creciendo juntamente las espinas, la ahogaron.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Otro poco cayó en medio de las zarzas; y cuando las zarzas crecieron juntamente, lo ahogaron.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y otra parte cayó entre espinos; y creciendo los espinos juntamente con ella, la ahogaron.

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Lucas 8:7
11 Referencias Cruzadas  

La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres.


Así dice el Señor a los habitantes de Judá y de Jerusalén: «Abrid surcos en terrenos no labrados, y no sembréis entre espinos.


El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que esta no llega a dar fruto.


Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron.


Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron, de modo que no dio fruto.


»Tened cuidado, no sea que se os endurezca el corazón por el vicio, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida. De otra manera, aquel día caerá de improviso sobre vosotros,


La parte que cayó entre espinos son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran.


Otra parte cayó sobre las piedras y, cuando brotó, las plantas se secaron por falta de humedad.


Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».


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