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Génesis 6:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

2 los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Los hijos de Dios vieron a las hermosas mujeres y tomaron como esposas a todas las que quisieron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 los hijos de Dios se dieron cuenta de que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron por esposas aquellas que les gustaron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 los hijos de Dios° vieron que las hijas del hombre eran hermosas,° y tomaron para sí mujeres de entre todas las que habían escogido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas y tomaron para sí por mujeres de entre todas ellas las que bien quisieron.

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Génesis 6:2
31 Referencias Cruzadas  

Cuando iba a entrar en Egipto, le dijo a su esposa Saray: «Yo sé que eres una mujer muy hermosa.


y júrame por el Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás de esta tierra de Canaán, donde yo habito, una mujer para mi hijo


Estas dos mujeres les causaron mucha amargura a Isaac y a Rebeca.


Luego Rebeca le dijo a Isaac: ―Estas mujeres hititas me tienen harta. Me han quitado las ganas de vivir. Si Jacob se llega a casar con una de las hititas que viven en este país, ¡más me valdría morir!


La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió.


También Set tuvo un hijo, a quien llamó Enós. Desde entonces se comenzó a invocar el nombre del Señor.


Cuando los seres humanos comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y tuvieron hijas,


Pero el Señor dijo: «Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre, porque no es más que un simple mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años».


Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era sumamente hermosa,


Por eso, no permitáis vosotros que vuestras hijas ni vuestros hijos se casen con los de esos pueblos. Nunca busquéis el bienestar ni la prosperidad que tienen ellos, para que vosotros os mantengáis fuertes y comáis de los frutos de la buena tierra y luego se la dejéis por herencia a vuestros descendientes para siempre”.


Llegó el día en que los ángeles debían hacer acto de presencia ante el Señor, y con ellos se presentó también Satanás.


»Yo había convenido con mis ojos no mirar con lujuria a ninguna mujer.


Y si casas a tu hijo con una de sus mujeres, cuando ella se prostituya por ir tras sus dioses, inducirá a tu hijo a hacer lo mismo.


Pero tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conozca ni nos reconozca Israel; tú, Señor, eres nuestro Padre; ¡tu nombre ha sido siempre «nuestro Redentor»!


Judá ha sido traicionero. En Israel y en Jerusalén se ha cometido algo detestable: al casarse Judá con la hija de un dios extraño, ha profanado el santuario que el Señor ama.


¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu? Y ¿por qué es uno solo? Porque busca descendencia dada por Dios. Así que cuidaos en vuestro propio espíritu, y no traicionéis a la esposa de vuestra juventud.


La mujer está ligada a su esposo mientras él vive; pero, si el esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera, con tal de que sea en el Señor.


«Yo seré un padre para vosotros, y vosotros seréis mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso».


»Eres hijo del Señor tu Dios. No te hagas cortes en la piel ni te rapes la cabeza en honor de un muerto,


Tienen los ojos llenos de adulterio y son insaciables en el pecar; seducen a las personas inconstantes; son expertos en la avaricia, ¡hijos de maldición!


Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo.


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