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Éxodo 3:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

16 Y tú, anda y reúne a los ancianos de Israel, y diles: “El Señor y Dios de vuestros antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: ‘Yo he estado pendiente de vosotros. He visto cómo os han maltratado en Egipto.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 »Ahora ve y reúne a los ancianos de Israel y diles: “Yahveh, el Dios de sus antepasados —el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob— se me apareció y me dijo: ‘He estado observando de cerca y veo el trato que reciben de los egipcios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Ve y reúne a los jefes de Israel, y les dirás: 'Yavé, el Dios de sus padres, se me apareció; el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob me ha dicho: Ahora voy a pedir cuentas por todo lo que a ustedes les está pasando en Egipto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Ve, reúne a los ancianos de Israel, y diles: YHVH, Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, se me apareció, diciendo: En verdad os he visitado y he visto lo que se os hace en Egipto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Ve, reúne a los ancianos de Israel, y diles: 'Yahveh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: yo os he visitado, y sé cómo se os trata en Egipto;

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Éxodo 3:16
31 Referencias Cruzadas  

Y así sucedió: Dios hizo el firmamento y separó las aguas que están abajo, de las aguas que están arriba.


Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho.


En el sueño, el Señor estaba de pie junto a él y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia os daré la tierra sobre la que estás acostado.


Y los bendijo con estas palabras: «Que el Dios en cuya presencia caminaron mis padres, Abraham e Isaac, el Dios que me ha guiado desde el día en que nací hasta hoy,


Tiempo después, José dijo a sus hermanos: «Yo estoy a punto de morir, pero sin duda Dios vendrá a ayudaros, y os llevará de este país a la tierra que prometió a Abraham, Isaac y Jacob».


para proclamar en Sión el nombre del Señor y anunciar en Jerusalén su alabanza,


Pero el Señor cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor;


me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que pienses en él? ¿Qué es el ser humano, para que lo tengas en cuenta?»


Pero llegó al poder en Egipto otro rey que no había conocido a José,


Moisés se llevó consigo los restos de José, según este se lo había pedido a los israelitas bajo juramento. Estas habían sido las palabras de José: «Podéis contar con que Dios vendrá en vuestra ayuda. Cuando eso suceda, llevaos de aquí mis restos».


Las naciones temblarán al escucharlo; la angustia dominará a los filisteos.


―Adelántate al pueblo —le aconsejó el Señor— y llévate contigo a algunos ancianos de Israel, pero lleva también la vara con que golpeaste el Nilo. Ponte en marcha,


Dicho esto, Jetro le presentó a Dios un holocausto y otros sacrificios, y Aarón y todos los ancianos de Israel se sentaron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios.


Fue así como Dios se fijó en los israelitas y los tuvo en cuenta.


Y a pesar de que estos jefes de los israelitas vieron a Dios, siguieron con vida, pues Dios no alzó su mano contra ellos.


Estando allí, el ángel del Señor se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero que no se consumía,


Yo soy el Dios de tu padre. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Al oír esto, Moisés se cubrió el rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios.


Moisés volvió a preguntar: ―¿Y qué hago si no me creen ni me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen: “El Señor no se te ha aparecido”?


Luego Moisés y Aarón reunieron a todos los ancianos israelitas,


con lo que el pueblo creyó. Y, al oír que el Señor había estado pendiente de ellos y había visto su aflicción, los israelitas se inclinaron y adoraron al Señor.


―Esto es para que crean que yo, el Señor y Dios de tus padres, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me he aparecido a ti.


Se reunieron entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio de Caifás, el sumo sacerdote,


«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo.


Te derribarán a ti y a tus hijos dentro de tus murallas. No dejarán ni una piedra sobre otra, porque no reconociste el tiempo en que Dios vino a salvarte.


Así lo hicieron, mandando su ofrenda a los ancianos por medio de Bernabé y de Saulo.


Simón nos ha expuesto cómo Dios desde el principio tuvo a bien escoger de entre los gentiles un pueblo para honra de su nombre.


Desde Mileto, Pablo mandó llamar a los ancianos de la iglesia de Éfeso.


Mantened entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque os acusen de hacer el mal, ellos observen vuestras buenas obras y glorifiquen a Dios en el día de la salvación.


A los ancianos que están entre vosotros, yo, que soy anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe con ellos de la gloria que se ha de revelar, os ruego esto:


Noemí decidió regresar de la tierra de Moab con sus dos nueras, porque allí se enteró de que el Señor había acudido en ayuda de su pueblo al proveerle de alimento.


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