Daniel 2:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 20174 Los astrólogos le respondieron: ―¡Que viva el rey para siempre! Estamos a tu servicio. Cuéntanos el sueño, y nosotros te diremos lo que significa. Ver CapítuloMás versionesBiblia Reina Valera 19604 Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: Rey, para siempre vive; di el sueño a tus siervos, y te mostraremos la interpretación. Ver CapítuloBiblia Nueva Traducción Viviente4 Entonces los astrólogos respondieron al rey en arameo: —¡Que viva el rey! Cuéntenos el sueño y nosotros le diremos lo que significa. Ver CapítuloBiblia Católica (Latinoamericana)4 Los astrólogos dijeron al rey: '¡Que viva el rey eternamente! Cuéntales a tus servidores el sueño y te daremos su interpretación'. Ver CapítuloLa Biblia Textual 3a Edicion4 Entonces los caldeos respondieron al rey en lengua aramea: ¡Vive por siempre, oh rey! Di a tus siervos cuál fue ese sueño, y te haremos saber la interpretación. Ver CapítuloBiblia Serafín de Ausejo 19754 Los caldeos respondieron al rey en arameo: '¡Viva el rey eternamente! Cuenta el sueño a tus siervos y te daremos la interpretación'. Ver CapítuloBiblia Reina Valera Gómez (2023)4 Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: Rey, para siempre vive; di el sueño a tus siervos, y mostraremos la interpretación. Ver Capítulo |
Pregunto esto porque él ha ido hoy a sacrificar una gran cantidad de toros, terneros engordados y ovejas. Además, ha invitado a todos los hijos del rey, a los comandantes del ejército y al sacerdote Abiatar, y allí están todos ellos comiendo y bebiendo, y gritando en su presencia: “¡Viva el rey Adonías!”
Daniel, conocido también como Beltsasar, se quedó desconcertado por algún tiempo y aterrorizado por sus propios pensamientos; por eso el rey le dijo: ―Beltsasar, no te dejes alarmar por este sueño y su significado. A esto Daniel respondió: ―¡Ojalá que el sueño y su significado tengan que ver con los acérrimos enemigos del rey!
Nosotros los administradores reales, junto con los prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores, convenimos en que el rey debería emitir y confirmar un decreto que exija que, durante los próximos treinta días, sea arrojado al foso de los leones todo el que adore a cualquier dios u hombre que no sea el rey.