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Apocalipsis 4:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

1 Después de esto miré, y allí en el cielo había una puerta abierta. Y la voz que me había hablado antes con sonido como de trompeta me dijo: «Sube aquí: voy a mostrarte lo que tiene que suceder después de esto».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces, mientras miraba, vi una puerta abierta en el cielo, y la misma voz que había escuchado antes me habló como un toque de trompeta. La voz dijo: «Sube aquí, y te mostraré lo que tiene que suceder después de esto».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Después de esto miré. Vi una puerta abierta en el cielo y la voz que antes había oído semejante a una trompeta me decía: 'Sube aquí y te mostraré lo que va a suceder en seguida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Después de estas cosas miré, y he aquí, una puerta abierta° en el cielo, y la primera voz que oí, como de trompeta, hablaba conmigo, diciendo: Sube acá, y te mostraré lo que debe suceder después de esto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Después de esto, miré y vi una puerta abierta en el cielo. Y aquella voz primera, como de trompeta, que había hablado conmigo, decía: 'Sube acá y te mostraré lo que ha de suceder después'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Después de estas cosas miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, era como de trompeta que hablaba conmigo, diciendo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de ser después de estas.

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Apocalipsis 4:1
21 Referencias Cruzadas  

Estos son los nombres de los hijos de Israel que, acompañados de sus familias, llegaron con Jacob a Egipto:


El Señor le respondió: ―Baja y dile a Aarón que suba contigo. Pero ni los sacerdotes ni el pueblo deben intentar subir adonde estoy, pues, de lo contrario, yo arremeteré contra ellos.


El Señor le dijo a Moisés: «Sube a encontrarte conmigo en el monte, y quédate allí. Voy a darte las tablas con la ley y los mandamientos que he escrito para guiarlos en la vida».


vale más que el rey te diga: «Sube acá», y no que te humille ante gente importante. Lo que veas con tus ojos


En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios.


Tan pronto como Jesús fue bautizado, subió del agua. En ese momento se abrió el cielo, y él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él.


En seguida, al subir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma.


Sucedió que, cuando todos acudían a Juan para que los bautizara, Jesús fue bautizado también. Y, mientras oraba, se abrió el cielo,


Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y os anunciará las cosas por venir.


Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, descendía hacia la tierra.


―¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios!


En el día del Señor vino sobre mí el Espíritu, y oí detrás de mí una voz fuerte, como de trompeta,


Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba y, al volverme, vi siete candelabros de oro.


»Escribe, pues, lo que has visto, lo que sucede ahora y lo que sucederá después.


Entonces los dos testigos oyeron una potente voz del cielo que les decía: «Subid aquí». Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.


Entonces se abrió en el cielo el templo de Dios; allí se vio el arca de su pacto, y hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte granizada.


El séptimo ángel derramó su copa en el aire, y desde el trono del templo salió una fuerte voz que decía: «¡Ya está hecho!»


Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero. Con justicia dicta sentencia y hace la guerra.


El ángel me dijo: «Estas palabras son verdaderas y dignas de confianza. El Señor, el Dios que inspira a los profetas, ha enviado a su ángel para mostrar a sus siervos lo que tiene que suceder sin demora».


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