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Apocalipsis 3:12 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

12 Al que salga vencedor lo haré columna del templo de mi Dios, y ya no saldrá jamás de allí. Sobre él grabaré el nombre de mi Dios y el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios, la que baja del cielo de parte de mi Dios; y también grabaré sobre él mi nombre nuevo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 A todos los que salgan vencedores, los haré columnas en el templo de mi Dios, y nunca tendrán que salir de allí. Yo escribiré sobre ellos el nombre de mi Dios, y ellos serán ciudadanos de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que desciende del cielo y de mi Dios. Y también escribiré en ellos mi nuevo nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Al vencedor lo pondré como columna en el Templo de mi Dios, de donde nadie lo sacará. Grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad que baja del cielo, la nueva Jerusalén que viene de Dios, y mi nombre nuevo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Al° que venza, lo haré columna en el santuario de mi Dios, y nunca más saldrá fuera, y escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios: la nueva Jerusalem, la cual desciende° del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Al que venza, lo haré columna en el santuario de mi Dios, y no saldrá ya fuera jamás; grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, de la nueva Jerusalén, la que baja del cielo, de junto a mi Dios, y mi nombre nuevo'.

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Apocalipsis 3:12
26 Referencias Cruzadas  

Cuando Hiram levantó las columnas en el vestíbulo de la nave central, llamó Jaquín a la columna de la derecha, y Boaz a la de la izquierda.


Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, la santa habitación del Altísimo.


Tal como lo habíamos oído, ahora lo hemos visto en la ciudad del Señor Todopoderoso, en la ciudad de nuestro Dios: ¡Él la hará permanecer para siempre! Selah


De ti, ciudad de Dios, se dicen cosas gloriosas: Selah


Las naciones verán tu justicia, y todos los reyes, tu gloria; recibirás un nombre nuevo, que el Señor mismo te dará.


Mis escogidos heredarán vuestro nombre como una maldición. El Señor omnipotente os dará muerte, pero a sus siervos les dará un nombre diferente.


Hoy te he puesto como ciudad fortificada, como columna de hierro y muro de bronce, contra todo el país, contra los reyes de Judá, contra sus autoridades y sus sacerdotes, y contra la gente del país.


El vestíbulo medía seis metros de largo por diez metros de ancho, y se llegaba a él por una escalera de diez gradas. Junto a cada pilar había una columna.


»El perímetro urbano será de nueve mil metros. »Y desde aquel día el nombre de la ciudad será: El Señor está aquí».


Le llevaron la moneda, y él les preguntó: ―¿De quién son esta imagen y esta inscripción? ―Del césar —contestaron.


En efecto, Jacobo, Pedro y Juan, que eran considerados columnas, al reconocer la gracia que yo había recibido, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de compañerismo, de modo que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los judíos.


de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra.


Por el contrario, os habéis acercado al monte Sión, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Os habéis acercado a millares y millares de ángeles, a una asamblea gozosa,


pues aquí no tenemos una ciudad permanente, sino que buscamos la ciudad venidera.


Vosotros, queridos hijos, sois de Dios y habéis vencido a esos falsos profetas, porque el que está en vosotros es más poderoso que el que está en el mundo.


Luego miré, y apareció el Cordero. Estaba de pie sobre el monte Sión, en compañía de ciento cuarenta y cuatro mil personas que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre.


Le harán la guerra al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con él son sus llamados, sus escogidos y sus fieles».


El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que salga vencedor no sufrirá daño alguno de la segunda muerte.


El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que solo conoce el que lo recibe.


El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.


Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido.


lo verán cara a cara, y llevarán su nombre en la frente.


El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.


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