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2 Samuel 22:29 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

29 Tú, Señor, eres mi lámpara; tú, Señor, iluminas mis tinieblas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

29 Tú eres mi lámpara, oh Jehová; Mi Dios alumbrará mis tinieblas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Oh Señor, tú eres mi lámpara; el Señor ilumina mi oscuridad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 ¡Oh Yavé, tú eres mi luz! El, Yavé, ilumina mis tinieblas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 ¡Tú eres mi lámpara, oh YHVH! ¡Oh YHVH, Tú alumbras mis tinieblas!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Tú mantienes mi lámpara encendida, el Señor ilumina mis tinieblas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

29 Porque tú eres mi lámpara, oh Jehová: Jehová da luz a mis tinieblas.

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2 Samuel 22:29
16 Referencias Cruzadas  

Sin embargo, Abisay hijo de Sarvia fue en su ayuda e hirió al filisteo y lo mató. Allí los soldados de David le hicieron este juramento: «Nunca más saldrás con nosotros a la batalla, no sea que alguien te mate y se apague la lámpara de Israel».


Pero a su hijo le dejaré una sola tribu, para que en Jerusalén, la ciudad donde decidí habitar, la lámpara de mi siervo David se mantenga siempre encendida delante de mí.


Su lámpara alumbraba sobre mi cabeza, y por su luz podía andar entre tinieblas.


Para los justos, la luz brilla en las tinieblas. ¡Dios es clemente, compasivo y justo!


Tú, Señor, mantienes mi lámpara encendida; tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas.


El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?


Muchos son los que dicen: «¿Quién puede mostrarnos algún bien?» ¡Haz, Señor, que sobre nosotros brille la luz de tu rostro!


El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha.


La luz se esparce sobre los justos, y la alegría sobre los rectos de corazón.


¿Quién de entre vosotros teme al Señor y obedece la voz de su siervo? Aunque camine en la oscuridad, y sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del Señor y dependa de su Dios.


He pecado contra el Señor, así que soportaré su furia hasta que él juzgue mi causa y me haga justicia. Entonces me sacará a la luz y gozaré de su salvación.


Pero para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y saldréis saltando como becerros recién alimentados.


Yo soy la luz que ha venido al mundo, para que todo el que crea en mí no viva en tinieblas.


Una vez más, Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: ―Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.


La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.


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