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1 Samuel 2:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

3 »Dejad de hablar con tanto orgullo y altivez; ¡no profiráis palabras soberbias! El Señor es un Dios que todo lo sabe, y él es quien juzga las acciones.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; Porque el Dios de todo saber es Jehová, Y a él toca el pesar las acciones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 »¡Dejen de ser tan orgullosos y altaneros! ¡No hablen con tanta arrogancia! Pues el Señor es un Dios que sabe lo que han hecho; él juzgará sus acciones.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Basta de palabras altaneras, no salga más la arrogancia de su boca. Yavé es un Dios que todo lo sabe, él es quien pesa las acciones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 No multipliquéis palabras altaneras; Ni salga arrogancia de vuestra boca; Porque YHVH es Dios de sabiduría, Y Él sopesa las acciones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 No multipliquéis palabras altaneras, no salga de vuestra boca la insolencia, porque Dios sapientísimo es Yahveh, a él toca pesar las acciones.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 No multipliquéis palabras de grandeza y altanerías; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, y a Él toca el pesar las acciones.

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1 Samuel 2:3
26 Referencias Cruzadas  

óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y perdónalo. Trata a cada uno según su conducta, la cual tú conoces, puesto que solo tú escudriñas el corazón humano.


¡que Dios me pese en una balanza justa, y así sabrá que soy inocente!


Excelso es nuestro Señor, y grande su poder; su entendimiento es infinito;


Han cerrado su insensible corazón, y profieren insolencias con su boca.


Que sean silenciados sus labios mentirosos, porque hablan contra los justos con orgullo, desdén e insolencia.


¿acaso Dios no lo habría descubierto, ya que él conoce los más íntimos secretos?


«No hagáis gala de soberbia contra el cielo, ni habléis con aires de suficiencia».


Todos esos malhechores son unos fanfarrones; a borbotones escupen su arrogancia.


A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos.


Pues, aunque digas: «Yo no lo sabía», ¿no habrá de darse cuenta el que pesa los corazones? ¿No habrá de saberlo el que vigila tu vida, el que paga a cada uno según sus acciones?


Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso.


La senda del justo es llana; tú, que eres recto, allanas su camino.


¿A quién has insultado? ¿Contra quién has blasfemado? ¿Contra quién has alzado la voz y levantado los ojos con orgullo? ¡Contra el Santo de Israel!


«Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras».


Me has desafiado con arrogancia e insolencia, y te he escuchado.


Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia, y es capaz de humillar a los soberbios.


»Téquel: Has sido puesto en la balanza, y no pesas lo que deberías pesar.


»Vosotros proferís insolencias contra mí —dice el Señor—. »Y encima preguntáis: “¿Qué insolencias hemos dicho contra ti?”


Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.


―¡El Señor, Dios de dioses, sí, el Señor, Dios de dioses, sabe bien que no hicimos esto por rebeldía o por infidelidad! Y que todo Israel también lo sepa. Si no es así, que no se nos perdone la vida.


A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y a cada uno de vosotros os trataré de acuerdo con vuestras obras.


Zebul le dijo entonces: ―¿Dónde están ahora tus fanfarronerías, tú que decías: “¿Quién es Abimélec para que nos sometamos a él?”? ¿No son esos los hombres de los que tú te burlabas? ¡Sal y lucha contra ellos!


Pero el Señor le dijo a Samuel: ―No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.


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