Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





1 Samuel 12:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

3 Aquí me tenéis. Podéis acusarme en la presencia del Señor y de su ungido. ¿A quién le he robado un buey o un asno? ¿A quién he defraudado? ¿A quién he oprimido? ¿Por quién me he dejado sobornar? Acusadme, y pagaré lo que corresponda.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos con él; y os lo restituiré.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Ahora testifiquen contra mí en presencia del Señor y ante su ungido. ¿A quién le he robado un buey o un burro? ¿Alguna vez he estafado a alguno de ustedes? ¿Alguna vez los he oprimido? ¿Alguna vez he aceptado soborno o he pervertido la justicia? Díganmelo y corregiré cualquier cosa incorrecta que haya hecho.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

3 digan, pues, y atestigüen ante Yavé y ante su elegido si he tomado el buey o el burro de alguno de ustedes. ¿Le he robado a alguien o lo he maltratado? ¿He aceptado algún regalo para callarme con respecto a la conducta de tal o cual? Estoy listo a devolverlo'.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

3 Heme aquí: testificad contra mí en presencia de YHVH y en presencia de su ungido: ¿De quién he tomado el buey o de quién he tomado asno? ¿A quién he extorsionado, o a quién he oprimido? ¿De mano de quién he aceptado presente para que mis ojos se cegaran? Y yo restituiré.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Aquí me tenéis. Atestiguad contra mí ante Yahveh y ante su ungido. ¿A quién quité yo el buey o el asno? ¿A quién oprimí? ¿A quién perjudiqué? ¿De quién acepté soborno para cerrar los ojos? Estoy dispuesto a restituiros'.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, o si he tomado el asno de alguno, o si he calumniado a alguien, o si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho por el cual haya cerrado mis ojos: y yo os restituiré.

Ver Capítulo Copiar




1 Samuel 12:3
29 Referencias Cruzadas  

pues he andado en los caminos del Señor; no he cometido mal alguno ni me he apartado de mi Dios.


Yo os ruego que les devolváis sus campos, viñedos, olivares y casas, y también el uno por ciento de la plata, del trigo, del vino y del aceite que vosotros les exigís.


que presta dinero sin ánimo de lucro, y no acepta sobornos que afecten al inocente. El que así actúa no caerá jamás.


»No codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca».


»Si el animal robado se halla en su poder y todavía con vida, deberá restituirlo doble, ya sea que se trate de un toro, un asno o una oveja.


»No aceptes soborno, porque nubla la vista y tuerce las sentencias justas.


El ambicioso acarrea mal sobre su familia; el que aborrece el soborno vivirá.


será culpable y deberá devolver lo que haya robado, o quitado, o lo que se le haya dado a guardar, o el objeto perdido que niega tener,


o cualquier otra cosa por la que haya cometido perjurio. Así que deberá restituirlo íntegramente y añadir la quinta parte de su valor. Todo esto lo entregará a su dueño el día que presente su sacrificio por la culpa.


Entonces Moisés, sumamente enojado, le dijo al Señor: ―No aceptes la ofrenda que te traigan, que yo de ellos no he tomado ni siquiera un asno, ni les he hecho ningún daño.


―Del césar —respondieron. ―Entonces dadle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.


Pero Zaqueo dijo resueltamente: ―Mira, Señor: Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes y, si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que sea.


No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie.


Mirad que por tercera vez estoy listo para visitaros, y no os seré una carga, pues no me interesa lo que tenéis, sino lo que sois. Después de todo, no son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos.


No pervertirás la justicia ni actuarás con parcialidad. No aceptarás soborno, pues el soborno nubla los ojos del sabio y tuerce las palabras del justo.


Dios y vosotros sois testigos de que nos comportamos con vosotros los creyentes en una forma santa, justa e irreprochable.


Como sabéis, nunca hemos recurrido a las adulaciones ni a las excusas para obtener dinero; Dios es testigo.


cuidad como pastores el rebaño de Dios que está a vuestro cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere.


Entonces Samuel tomó un frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y le dijo: ―¡Es el Señor quien te ha ungido para que gobiernes a su pueblo!


―No nos has defraudado —respondieron—; tampoco nos has oprimido ni le has robado nada a nadie.


Samuel insistió: ―¡Que el Señor y su ungido sean hoy testigos de que no me habéis hallado culpable de nada! ―¡Que lo sean! —fue la respuesta del pueblo.


»Pero yo levantaré un sacerdote fiel, que hará mi voluntad y cumplirá mis deseos. Jamás le faltará descendencia, y vivirá una larga vida en presencia de mi ungido.


Padre mío, mira el borde de tu manto que tengo en la mano. Yo corté este pedazo, pero a ti no te maté. Reconoce que yo no intento hacerte mal ni traicionarte. Tú, sin embargo, me persigues para quitarme la vida, aunque yo no te he hecho ningún agravio.


y les dijo a sus hombres: ―¡Que el Señor me libre de hacerle al rey lo que vosotros sugerís! No puedo alzar la mano contra él, porque es el ungido del Señor.


De este modo David contuvo a sus hombres, y no les permitió que atacaran a Saúl. Pero una vez que este salió de la cueva para proseguir su camino,


En cuanto a mí, ¡que el Señor me libre de alzar la mano contra su ungido! Solo toma la lanza y el jarro de agua que están a su cabecera, y vámonos de aquí.


―¡No lo mates! —exclamó David— ¿Quién puede impunemente alzar la mano contra el ungido del Señor?


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos