1 Samuel 1:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

¹⁰ con gran angustia comenzó a orar al Señor y a llorar desconsoladamente.

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

¹⁰ ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁰ Ana, con una profunda angustia, lloraba amargamente mientras oraba al Señor

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁰ Muy apenada rezó a Yavé sin dejar de llorar;'

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁰ ella, con amargura de alma, suplicó a YHVH y lloró efusivamente.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁰ Ella, llena de amargura, se puso a orar a Yahveh entre sollozos

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¹⁰ ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.

1 Samuel 1:10 Referencias Cruzadas

Génesis 30:1

Cuando Raquel se dio cuenta de que no le podía dar hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana y le dijo a Jacob: ―¡Dame hijos! Si no me los das, ¡me muero!

Génesis 50:10

Al llegar a la era de Hatad, que está cerca del río Jordán, hicieron grandes y solemnes lamentaciones. Allí José guardó luto por su padre durante siete días.

2 Samuel 13:36

Apenas había terminado de hablar cuando entraron los hijos del rey, todos ellos llorando a voz en grito, y también el rey y sus oficiales se pusieron a llorar desconsoladamente.

2 Samuel 17:8

Tú conoces bien a tu padre David y a sus soldados: son valientes, y deben de estar furiosos como una osa salvaje a la que le han robado su cría. Además, tu padre tiene mucha experiencia como hombre de guerra y no ha de pasar la noche con las tropas.

2 Reyes 20:3

«Recuerda, Señor, que yo me he conducido delante de ti con lealtad y con un corazón íntegro, y que he hecho lo que te agrada». Y Ezequías lloró amargamente.

Job 10:1

»¡Ya estoy harto de esta vida! Por eso doy rienda suelta a mi queja; desahogo la amargura de mi alma.

Job 7:11

»Por lo que a mí respecta, no guardaré silencio; la angustia de mi alma me lleva a hablar, la amargura en que vivo me obliga a protestar.

Job 9:18

No me dejaría recobrar el aliento; más bien, me saturaría de amargura.

Salmos 50:15

Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás».

Salmos 91:15

Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores.

Proverbios 14:10

Cada corazón conoce sus propias amarguras, y ningún extraño comparte su alegría.

Isaías 38:15

»Pero ¿qué puedo decir? Él mismo me lo anunció, y así lo ha hecho. La amargura de mi alma me ha quitado el sueño.

Isaías 54:6

El Señor te llamará como a esposa abandonada; como a mujer angustiada de espíritu, como a esposa que se casó joven tan solo para ser rechazada —dice tu Dios—.

Jeremías 13:17

Pero, si no obedecéis, lloraré en secreto a causa de vuestro orgullo; mis ojos llorarán amargamente y se desharán en lágrimas, porque el rebaño del Señor será llevado al cautiverio.

Jeremías 22:10

No lloréis por el que está muerto, ni hagáis lamentaciones por él. Llorad más bien por el exiliado, por el que nunca volverá ni verá más la tierra en que nació.

Lamentaciones 3:15

Me ha llenado de amargura, me ha hecho beber hiel.

Lucas 22:44

Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra.

Hebreos 5:7

En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión.

Jueces 21:2

El pueblo fue a Betel, y allí permanecieron hasta el anochecer, clamando y llorando amargamente en presencia de Dios.

Rut 1:20

―Ya no me llaméis Noemí —repuso ella—. Llamadme Mara, porque el Todopoderoso ha colmado mi vida de amargura.

1 Samuel 1:11

Entonces hizo este voto: «Señor Todopoderoso, si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya, y si en vez de olvidarme te acuerdas de mí y me concedes un hijo varón, yo te lo entregaré para toda su vida, y nunca se le cortará el cabello».

1 Samuel 1:9

Una vez, estando en Siló, Ana se levantó después de la comida. Y a la vista del sacerdote Elí, que estaba sentado en su silla junto a la puerta del santuario del Señor,