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Gálatas 2:1 - Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

1-2 Catorce años después, Dios me hizo ver que yo debía ir a Jerusalén. En esa ocasión me acompañaron Bernabé y Tito. Allí nos reunimos con los miembros de la iglesia y les explicamos el mensaje que anuncio a los que no son judíos. Luego me reuní a solas con los que eran reconocidos como líderes de la iglesia, pues quería estar seguro de que mi trabajo pasado y presente no iba a resultar un esfuerzo inútil.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Luego, catorce años más tarde, regresé a Jerusalén, esta vez con Bernabé; y Tito también vino.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Después de catorce años subí de nuevo a Jerusalén con Bernabé, llevando a Tito con nosotros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalem° con Bernabé, llevando también conmigo a Tito.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito.

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Gálatas 2:1
20 Referencias Cruzadas  

De allí, Bernabé se fue a la ciudad de Tarso para buscar a Saulo.


Bernabé y Saulo llevaron el dinero a Jerusalén y lo entregaron a los líderes de la iglesia.


Bernabé y Saulo terminaron su trabajo en Jerusalén y regresaron a Antioquía. Con ellos se llevaron a Juan Marcos.


Un día, mientras ellos estaban adorando al Señor y ayunando, el Espíritu Santo les dijo: 'Prepárenme a Bernabé y a Saulo. Yo los he elegido para un trabajo especial'.


Pero los judíos hablaron con las mujeres más respetadas y religiosas de la ciudad, y también con los hombres más importantes, y los convencieron de perseguir a Pablo y a Bernabé para echarlos fuera de esa región.


Y el sacerdote y la gente querían ofrecer sacrificios en honor de Bernabé y de Pablo. Pensaban que Bernabé era el dios Zeus, y que Pablo era el dios Hermes, porque él era el que hablaba. Y como el templo del dios Zeus estaba a la entrada del pueblo, el sacerdote llevó al templo toros y adornos de flores.


Por eso hemos decidido enviarles a algunos de nuestra iglesia. Ellos acompañarán a nuestros queridos compañeros Bernabé y Pablo,


¿Acaso sólo Bernabé y yo estamos obligados a trabajar para vivir?


Pero me preocupó no encontrar allí a nuestro hermano Tito. Por eso me despedí de los miembros de la iglesia en Tróade, y me fui a la región de Macedonia. Pablo da gracias a Dios


¡Gracias a Dios que Tito se preocupa por ayudarlos a ustedes tanto como yo!


Recuerden que Tito es mi compañero, y que trabajamos juntos para ayudarlos. Recuerden que los otros dos seguidores que van con Tito son enviados por las iglesias y honran a Cristo.


Tres años después fui a Jerusalén, para conocer a Pedro, y sólo estuve quince días con él.


Pedro y los judíos disimularon muy bien sus verdaderos sentimientos, y hasta el mismo Bernabé les creyó.


Ellos no obligaron a nadie a circuncidarse; ni siquiera a Tito, que no era judío.


Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados los líderes más importantes de la iglesia, se dieron cuenta de ese privilegio que Dios me había dado. Entonces quedamos de acuerdo en que Bernabé y yo anunciaríamos la buena noticia a los que no son judíos, y que ellos la anunciarían a quienes sí lo son. Y para mostrarnos que estaban de acuerdo, nos dieron la mano.


Aristarco, que está preso conmigo, les envía saludos. También los saluda Marcos, el primo de Bernabé. Si él llega a visitarlos, no dejen de recibirlo.


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