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Levítico 20:8 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

8 Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo soy el SEÑOR que os santifico.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Guarden todos mis decretos poniéndolos en práctica, porque yo soy el Señor quien los hace santos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Guarden mis preceptos y practíquenlos: ¡Yo soy Yavé, y a ustedes les hago santos!

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Guardaréis mis estatutos y los pondréis por obra. Yo soy YHVH, que os santifico.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Observad mis leyes y ponedlas en práctica. Yo soy Yahveh, el que os santifica.

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Levítico 20:8
19 Referencias Cruzadas  

Y tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Con todo eso vosotros guardaréis mis sábados, porque es señal entre mí y vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo soy el SEÑOR que os santifico.


Y les di también mis sábados que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy el SEÑOR que los santifico.


Y sabrán los gentiles que yo, el SEÑOR, santifico a Israel, estando mi Santuario entre ellos para siempre.


Mis estatutos guardaréis. A tu animal no harás ayuntar para mixturas; tu campo no sembrarás de mixtura, y no te pondrás vestidos con mezcla de diversas cosas.


Guardad pues todos mis estatutos, y todos mis derechos, y ponedlos por obra. Yo soy el SEÑOR.


Habéis, pues, de serme santos, porque yo el SEÑOR soy santo, y os he apartado de los pueblos, para que seáis míos.


Y lo santificarás, porque el pan de tu Dios ofrece; santo será a ti, porque santo soy yo el SEÑOR vuestro santificador.


Y no ensuciéis mi santo nombre, y yo me santificaré en medio de los hijos de Israel. Yo soy el SEÑOR que os santifico;


Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.


¡Insensatos y ciegos! Porque ¿cuál es mayor, el oro, o el Templo que santifica al oro?


De manera que cualquiera que desatare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el Reino de los cielos; mas cualquiera que los hiciere y los enseñare, éste será llamado grande en el Reino de los cielos.


Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé al varón prudente, que edificó su casa sobre la peña;


Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis, si las hiciereis.


De él sin embargo vosotros sois renacidos en Cristo Jesús, el cual nos es hecho de Dios sabiduría, y justicia, y santificación, y redención;


Y el Dios de paz os santifique completamente; para que vuestro espíritu, alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida del Señor nuestro, Jesús, el Cristo.


Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido por primicias de salud, por la santificación del Espíritu y la fe en la verdad;


Mas sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.


Bienaventurados los que hacen sus mandamientos, para que su potencia y potestad sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la Ciudad.


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