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Jeremías 44:4 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

4 Y envié a vosotros a todos mis siervos los profetas, madrugando y enviándolos, diciendo: No hagáis ahora esta cosa abominable que yo aborrezco.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: No hagáis esta cosa abominable que yo aborrezco.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 »Una y otra vez envié a mis siervos, los profetas, para rogarles: “No hagan estas cosas horribles que tanto detesto”,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Yo les he estado mandando a ustedes sin parar, a todos mis sirvientes los profetas, con este mensaje: 'No hagan esas cosas horribles que yo detesto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Yo os envié a todos mis siervos los profetas, madrugando y sin cesar, para deciros: ¡Oh, no hagáis esta cosa abominable que Yo aborrezco!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Os envié a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'No hagáis esas cosas abominables que detesto'.

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Jeremías 44:4
24 Referencias Cruzadas  

Y el SEÑOR el Dios de sus padres envió a ellos por mano de sus mensajeros, levantándose de mañana y enviando; porque él tenía misericordia de su pueblo, y de su habitación.


Y alargaste sobre ellos muchos años, y los protestaste con tu espíritu por mano de tus profetas, mas no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.


y nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes, y nuestros padres, no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos ni a tus testimonios con que les protestabas.


Mas primero pagaré al doble su iniquidad y su pecado; porque contaminaron mi tierra con los cuerpos muertos de sus abominaciones, y de sus abominaciones llenaron mi heredad.


para oír a las palabras de mis siervos los profetas que yo os envío, madrugando y enviando, a los cuales no habéis oído;


porque no oyeron mis palabras, dijo el SEÑOR, que les envié por mis siervos los profetas, madrugando y enviando; y no oístes, dijo el SEÑOR.


Y me volvieron la cerviz, y no el rostro; y cuando los enseñaba, madrugando y enseñando, no oyeron para recibir castigo;


antes asentaron sus abominaciones en la casa sobre la cual es llamado mi nombre, contaminándola.


Y edificaron altares a Baal, los cuales están en el valle de Ben-Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen esta abominación, para hacer pecar a Judá.


Y envié a vosotros a todos mis siervos los profetas, madrugando y enviando, diciendo: Tornaos ahora cada uno de su mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para servirles, y vivid en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres; mas no inclinasteis vuestro oído, ni me oísteis.


Por tanto, así dijo el SEÑOR Dios de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo traigo sobre Judá y sobre todos los moradores de Jerusalén todo el mal que hablé contra ellos; porque les hablé, y no oyeron; los llamé, y no respondieron.


Ahora, pues, por cuanto habéis vosotros hecho todas estas obras, dijo el SEÑOR, y bien que os hablé, madrugando para hablar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis;


¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén?


Los hijos cogen la leña, y los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.


desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié a todos los profetas mis siervos, cada día madrugando y enviándolos;


Así dijo el Señor DIOS: Por cuanto han sido descubiertas tus vergüenzas, y tu confusión ha sido manifestada a tus enamorados en tus fornicaciones; y a los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos, los cuales les diste;


Y aun no anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus abominaciones; antes, como si esto fuera poco y muy poco, antes te corrompiste más que ellas en todos tus caminos.


Echad de vosotros todas vuestras iniquidades con que te habéis rebelado, y haceos corazón nuevo y espíritu nuevo. ¿Y por qué moriréis, Casa de Israel?


Y entré, y miré, y he aquí imágenes de todas serpientes, y animales; la abominación, y todos los ídolos de la Casa de Israel, que estaban pintados en la pared alrededor.


No hemos escuchado a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, y a nuestros príncipes, a nuestros padres, y a todo el pueblo de la tierra.


¿No son éstas las palabras que publicó el SEÑOR por mano de los profetas primeros, cuando Jerusalén estaba habitada y quieta, y sus ciudades en sus alrededores, y el mediodía y la campiña se habitaban?


Porque nos debe bastar que el tiempo pasado de nuestra vida hayamos hecho la voluntad de los gentiles, cuando conversábamos en lascivias, en concupiscencias, en embriagueces, en glotonerías, en orgías, y en abominables idolatrías.


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