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哥林多後書 10 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

哥林多後書 10

2 Corintios 10 - Introducción

El apóstol declara su autoridad con mansedumbre y humildad. (1-6) Razona con los corintios. (7-11) Busca la gloria de Dios y ser aprobado por él. (12-18)

2 Corintios 10:1-6

1-6  Mientras otros pensaban con mezquindad y hablaban con desprecio del apóstol, él tenía pensamientos bajos y hablaba con humildad de sí mismo. Debemos ser conscientes de nuestras propias debilidades, y pensar humildemente de nosotros mismos, incluso cuando los hombres nos reprochan. La obra del ministerio es una guerra espiritual contra enemigos espirituales, y con fines espirituales. La fuerza exterior no es el método del evangelio, sino las fuertes persuasiones, por el poder de la verdad y la mansedumbre de la sabiduría. La conciencia es responsable sólo ante Dios; y la gente debe ser persuadida a Dios y a su deber, no impulsada por la fuerza. Así, las armas de nuestra guerra son muy poderosas; la evidencia de la verdad es convincente. ¡Qué oposición se hace contra el evangelio, por los poderes del pecado y de Satanás en los corazones de los hombres! Pero observad la conquista que obtiene la palabra de Dios. Los medios designados, por débiles que parezcan a algunos, serán poderosos por medio de Dios. Y la predicación de la cruz, por parte de hombres de fe y oración, siempre ha sido fatal para la idolatría, la impiedad y la maldad.

2 Corintios 10:7-11

7-11 En apariencia externa, Pablo era insignificante y despreciado a los ojos de algunos, pero esta era una regla falsa para juzgar. No debemos pensar que ninguna apariencia externa, como si la falta de tales cosas probara que un hombre no es un verdadero cristiano, o un ministro capaz y fiel del humilde Salvador.

2 Corintios 10:12-18

12-18 Si nos comparáramos con otros que nos superan, éste sería un buen método para mantenernos humildes. El apóstol fija una buena regla para su conducta; a saber, no jactarse de cosas sin su medida, que era la medida que Dios le había distribuido. No hay fuente de error más fructífera que juzgar a las personas y a las opiniones según nuestros propios prejuicios. ¡Cuán común es que las personas juzguen su propio carácter religioso, por las opiniones y máximas del mundo que los rodea! Pero ¡qué diferente es la regla de la palabra de Dios! Y de toda la adulación, la autoalabanza es la peor. Por lo tanto, en lugar de alabarnos a nosotros mismos, debemos esforzarnos por aprobarnos ante Dios. En una palabra, glorifiquémonos en el Señor, nuestra salvación, y en todas las demás cosas sólo como evidencias de su amor, o como medios para promover su gloria. En lugar de alabarnos a nosotros mismos, o de buscar la alabanza de los hombres, deseemos ese honor que sólo viene de Dios.



Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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