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Lucas 15:24 - La Biblia Textual 3a Edicion

24 Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido, y fue hallado. Y comenzaron a regocijarse.

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Biblia Reina Valera 1960

24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado”. Entonces comenzó la fiesta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado. Y comenzaron la fiesta.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado'. Y comenzaron a celebrar la fiesta con alegría.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

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Lucas 15:24
34 交叉引用  

aún estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con el Mesías° (por gracia habéis sido salvados),


Yo buscaré la perdida, y haré volver a la descarriada, vendaré la perniquebrada y fortaleceré la débil, pero apartaré la gorda y la fuerte: las apacentaré en justicia.


Y a vosotros, estando muertos en los delitos° y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él,° perdonándonos° todos los delitos,


porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.°


En cuanto a vosotros, estabais° muertos en vuestros delitos y pecados,


¿Qué hombre de vosotros que tiene cien ovejas y pierde° una de ellas, no deja° las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se ha perdido, hasta que la halla?


pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, y revivió; estaba perdido, y fue hallado.


Así también vosotros, consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Jesús el Mesías.°


porque la ley del Espíritu de vida en Jesús el Mesías te ha librado de la ley del pecado y de la muerte.


Regocijarse con los que se regocijan, llorar con los que lloran;


Y los redimidos de YHVH volverán y entrarán en Sión con gritos de júbilo, Alegría perpetua coronará sus cabezas, Y retendrán el alborozo y el regocijo, Porque la tristeza y el lamento habrán huido.


Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá;


Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de entre los muertos, Y te alumbrará el Mesías.


De manera que si un miembro padece, todos los miembros comparten el mismo padecimiento, y si un miembro recibe honra, todos los miembros se regocijan.°


pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta.


Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su readmisión, sino vida entre los muertos?


ni tampoco presentéis vuestros miembros como instrumentos° de iniquidad para el pecado, sino presentaos vosotros mismos a Dios como viviendo fuera de los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos° de justicia.


Porque como el Padre levanta y da vida a los muertos, así también el Hijo da vida a los que quiere.


Al llegar a Betsaida le traen un ciego y le ruegan que lo toque.


No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma, ni vendasteis la perniquebrada, ni volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os enseñoreasteis de ellas con dureza y rigor.


Escribe al ángel de la iglesia en Sardis. Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Sé tus obras, que tienes reputación de que vives, pero estás muerto.


Éstos son manchas° ocultas en vuestros ágapes,° que comiendo con vosotros sin temor,° se apacientan a sí mismos; ¡nubes sin agua llevadas por los vientos, árboles de otoño tardío, sin fruto, dos veces muertos, desarraigados;


He aquí, os doy potestad de hollar° serpientes y escorpiones° y el poder del enemigo, y nada os dañará.


Entonces dijo Israel: ¡Basta! ¡Mi hijo José aún vive! Iré y lo veré antes de morir.


Porque mamaréis sus pechos y os saciareis de sus consolaciones, Y succionaréis gozosos las ubres de su gloria.


Jesús le dice: Sígueme, deja que los muertos entierren a sus muertos.°


Le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos, y tú anda, proclama el reino de Dios.


¡Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y regocijémonos!


Pero su hijo mayor estaba en el campo, y como al regresar oyó música y danzas, se acercó a la casa.


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