Jeremías 2:24 - La Biblia Textual 3a Edicion

²⁴ ¡Oh asna montesa habituada al desierto! Que en su ardor° olfatea el viento; ¿Quién podrá reprimir su celo? Los que la buscan no necesitan cansarse: La encontrarán siempre encelada.

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Biblia Reina Valera 1960

²⁴ asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán.

Biblia Nueva Traducción Viviente

²⁴ Eres como una burra salvaje, olfateando el viento en época de apareamiento. ¿Quién puede contenerla de su celo? ¡Los que la desean no necesitan buscar demasiado, porque es ella quien corre hacia ellos!

Biblia Católica (Latinoamericana)

²⁴ burra salvaje suelta en el desierto, que en el ardor de su pasión olfatea el viento. ¿Quién calmará su celo?

Biblia Serafín de Ausejo 1975

²⁴ asna salvaje, avezada al desierto. En el ardor de su celo olfatea el aire; su celo, ¿quién podrá contenerlo? Nadie que la busque tendrá que cansarse: encelada la encuentran.

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

²⁴ asna montés acostumbrada al desierto, que en el ardor de su deseo olfatea el viento; en su celo, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se cansarán; la hallarán en su mes.

Jeremías 2:24 交叉引用

Jeremías 14:6

Los asnos monteses se paran en las dunas, Venteando el aire como chacales, Con ojos apagados porque no hay hierba.

Oseas 5:15

Me volveré de ellos a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro, Y me busquen en su angustia con empeño:

Jeremías 2:27

Que dicen al leño: ¡Tú eres mi padre! Y a la piedra: ¡Tú me has dado a luz! Pues me han dado la espalda, y no la cara, Pero en el tiempo de su desgracia me dicen: ¡Levántate y sálvanos!

Job 11:12

El hombre vano° cobrará sentido, Cuando el asno salvaje nazca humano.

Oseas 8:9

Porque han marchado a Asiria, y Efraín, como asno solitario, Se ha alquilado amadores;

Job 39:2

¿Puedes contar los meses de su preñez, Y saber el tiempo en que han de parir?

Ezequiel 16:33

A toda ramera se le paga un precio, pero tú pagabas tu precio a todos tus amantes, y les dabas regalos, para que de todos lados vinieran a pecar contigo.