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Daniel 10:16 - La Biblia Textual 3a Edicion

16 Pero he aquí, algo como una semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me quedan fuerzas.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Entonces el que se parecía a un hombre me tocó los labios y abrí la boca y comencé a hablar. Le dije al que estaba de pie frente a mí: —Estoy muy angustiado a causa de la visión que tuve, mi señor, y me siento muy débil.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Pero me tocó los labios un personaje de aspecto humano. Abrí la boca para hablar y dije al que estaba delante de mí: 'Señor mío, esa visión me ha llenado de angustia y me ha descontrolado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Entonces, uno que tenía apariencia humana tocó mis labios. Abrí la boca, hablé y dije al que estaba delante de mí: 'Señor mío, durante la visión sentí grandes dolores y he quedado exhausto.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Y he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca, y hablé, y dije a aquel que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión se revolvieron mis dolores sobre mí, y no me quedó fuerza.

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Daniel 10:16
29 交叉引用  

Y aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre.


y tocando con ella mi boca, dijo: ¡He aquí esto toca tus labios: quitada es tu culpa y limpio tu pecado!


Luego YHVH extendió su mano, y tocó mi boca, y me dijo YHVH: He aquí, pongo mis palabras en tu boca.


Y yo, Daniel, quedé quebrantado y estuve enfermo algunos días. Luego me levanté y atendí los negocios del rey, pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía.


Por lo cual se acercó adonde yo estaba, y cuando vino quedé petrificado, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin.


Aquí tuvieron fin sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron mucho y palideció mi rostro, pero guardé el asunto en mi corazón.


En cuanto a mí, Daniel, se me turbó el espíritu dentro de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron.


y en medio de los siete° candelabros, a uno semejante al Hijo del Hombre,° vestido de una túnica talar° y ceñido a la altura del pecho con una faja de oro°.


Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!


pues Yo os daré palabras° y sabiduría que no podrán resistir ni contradecir todos los que os adversan.°


Y al instante fue abierta su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios.


Y yo oí, pero no entendí; y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?


y mientras hablaba en oración, aquel varón a quien había visto en la visión al principio, Gabriel, vino a mí volando con presteza° como a la hora del sacrificio de la tarde.


Esa tarde, antes de llegar el fugitivo, la mano de YHVH había estado sobre mí y había abierto mi boca antes que él llegara a la mañana siguiente, y, abierta mi boca, ya no estuve más callado.


Pero cuando Yo te haya hablado, entonces abriré tu boca para que les digas: Así dice Adonay YHVH. El que quiera, que te escuche y el que no, que lo deje, porque son casa rebelde.


Y sobre el firmamento que estaba encima de sus cabezas había como la apariencia de una piedra de zafiro, a semejanza de un trono; y sobre la semejanza del trono, una semejanza como la apariencia de un hombre por encima de él.


Porque en la mucha sabiduría hay mucha frustración,° y el que aumenta conocimiento, aumenta su aflicción.


Entonces Manoa imploró a YHVH, y dijo: Ah, Señor mío, te ruego que venga de nuevo a nosotros aquel varón de Dios que enviaste, y nos instruya qué haremos con el niño que ha de nacer.


Y él le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Con qué libraré a Israel? He aquí mi clan es el más pobre de Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.


Pero Gedeón contestó: ¡Ah, señor mío! si YHVH está con nosotros, ¿cómo es que nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y en dónde están todas sus maravillas que nuestros padres nos relataron, diciendo: YHVH nos hizo subir de Egipto? Pero ahora YHVH nos ha desechado y nos ha entregado en mano de Madián.


Y él dijo: No, Yo soy Príncipe del ejército de YHVH que he venido ahora. Y Josué cayó en tierra sobre su rostro y adoró, y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?


Pero él respondió: ¡Te ruego, Adonay! Envía, te ruego, por medio del que debas enviar.


Dijo entonces Moisés a YHVH: ¡Te ruego, Adonay! No soy hombre elocuente ni ayer ni anteayer, ni desde que hablaste a tu siervo, pues soy torpe de boca y torpe de lengua.


Pero Daniel (cuyo nombre es Beltsasar), quedó atónito casi una hora, turbado por sus pensamientos. Entonces el rey habló y dijo: Oh Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Respondió Beltsasar, y dijo: Señor mío, sea este sueño para tus enemigos, y su interpretación para los que te aborrecen.


Mientras él hablaba conmigo, caí en un profundo adormecimiento con mi rostro en tierra, pero él me tocó y me hizo ponerme en pie.


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