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Lucas 6:26 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! Porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas.

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Biblia Reina Valera 1960

26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Qué aflicción les espera a ustedes, los que son elogiados por las multitudes, porque sus antepasados también elogiaron a falsos profetas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 ¡Pobres de ustedes, cuando todos hablen bien de ustedes, porque de esa misma manera trataron a los falsos profetas en tiempos de sus antepasados!

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 ¡Ay, cuando todos los hombres digan bien de vosotros, porque así hacían sus padres a los falsos profetas!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablaren bien de vosotros! Porque así hacían sus padres a los falsos profetas.

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Lucas 6:26
18 交叉引用  

Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo que es suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo os he elegido y sacado del mundo, por eso el mundo os odia.


Almas adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemiga de Dios? El que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios.


Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.


Si un hombre corriera tras el viento y dijera mentiras como ésta: 'Yo te haré profecías a cambio de vino y licores', ése sería el profeta digno de este pueblo.


que dicen a los videntes: 'No veáis', y a los profetas: 'No nos profeticéis verdades, decidnos cosas halagüeñas profetizad ilusiones;


los profetas profetizan con mentira, los sacerdotes gobiernan por su cuenta, y mi pueblo así lo quiere. Pero ¿qué haréis cuando llegue el fin?


A vosotros no os puede odiar el mundo; pero a mí me odia, porque el testimonio que doy contra él es de que sus obras son malas.


Esos tales no sirven a Cristo, Señor nuestro, sino a sus propios bajos apetitos y, con su modo de hablar lisonjero y adulador, seducen el corazón de los sencillos.


Como la plata del crisol y el oro del horno, así el hombre depende de su fama.


¡Ay de vosotros, los que ahora estáis repletos, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis!


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