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Jeremías 4:6 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Izad bandera hacia Sión: aprisa, no os paréis, pues traigo una desgracia desde el norte, un desastre inmenso.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Alzad bandera en Sion, huid, no os detengáis; porque yo hago venir mal del norte, y quebrantamiento grande.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Levanten una bandera de señales como una advertencia para Jerusalén: “¡Huyan de inmediato! ¡No se demoren!”. Pues desde el norte traigo una terrible destrucción sobre ustedes».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Icen banderas como señales hacia el lado de Sión. ¡Huyan, no se paren!' Pues yo traigo del norte la desgracia y una catástrofe inmensa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Alzad estandarte hacia Sión, Buscad refugio aprisa, no os paréis; Porque Yo traigo del norte la desgracia, una gran calamidad:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Alzad bandera hacia Sión, retiraos, no os detengáis; porque yo traeré mal del norte, y gran destrucción.

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Jeremías 4:6
19 交叉引用  

Anunciadlo en las naciones, pregonadlo, levantad una señal, publicadlo, no lo ocultéis. Decid: 'Ha sido tomada Babilonia, Bel está avergonzado, desmayó Marduc, sus estatuas están avergonzadas, sus ídolos aterrados'.


Izad bandera en la tierra, tocad trompeta en las naciones, convocadlas para la guerra santa contra ella, convocad contra ella a los reinos -Ararat, Minní y Asquenaz-, nombrad contra ella reclutadores, lanzad caballos como hirsutas langostas.


Contra los muros de Babel alzad bandera, reforzad la guardia, apostad centinelas, preparad emboscadas, porque Yahveh planea y ejecuta lo que dijo sobre los habitantes de Babel.


mirad que yo mando a buscar a todas las tribus del norte -oráculo de Yahveh- y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y las traeré contra este país y sus habitantes y contra todas estas naciones de su entorno, los entregaré al exterminio y haré de ellos horror, rechifla y ruinas perpetuas.


Así dice Yahveh: Mirad: un pueblo viene de la región del norte, una gran nación avanza desde los confines de la tierra.


Buscad un refugio, benjaminitas, fuera de Jerusalén. Tocad la trompeta en Tecoa, encended una almenara en Bet Queren, porque asoma por el norte una desgracia, un desastre inmenso.


¿Hasta cuándo tendré que ver banderas y oír el son de la trompeta?


¡Pasad, pasad por las puertas! ¡Preparad el camino al pueblo! ¡Allanad, allanad la calzada, limpiadla de piedras! ¡Alzad un pendón para las naciones!


Aquel día -oráculo de Yahveh- se oirá gran clamor desde la puerta de los Peces, lamentos desde la ciudad nueva, enorme estruendo desde las colinas.


¡Escuchad! Se oyen gritos en Babel, un desastre inmenso en el país de los caldeos.


¡Grito de guerra en el país! ¡Desastre inmenso!


Después de esto -oráculo de Yahveh-, entregaré a Sedecías, rey de Judá, a sus servidores y a la gente que en esta ciudad haya sobrevivido a la peste, a la espada y al hambre, en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en mano de sus enemigos y en mano de quienes atentan contra su vida. Él los pasará a filo de espada, sin compadecerse de ellos, sin apiadarse, sin tener misericordia'.


Ahora, pues, habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén en estos términos: Así dice Yahveh: 'Mirad: estoy preparando contra vosotros un mal y planeando contra vosotros un plan. Convertíos, pues, cada uno de su mala conducta, y enmendad vuestro proceder y vuestras obras'.


Preparo contra ti destructores, cada uno con sus armas; cortarán tus cedros más selectos y los arrojarán al fuego.


Los caballos rojos salen hacia el país del oriente; los negros salen hacia el país del norte; los blancos salen hacia el país de occidente y los bayos salen hacia el país del sur'.


¡Escuchad! ¡Una noticia! ¡Mirad! ¡Ya llega un estruendo enorme del país del norte, para hacer de las ciudades de Judá un desierto, una guarida de chacales!


Gritó entonces a mis oídos con grandes voces diciendo: 'Se acercan los castigos de la ciudad, cada uno con su instrumento de exterminio en la mano'.


Y vi seis hombres que venían por el camino de la puerta superior, la que mira al norte, cada uno con su instrumento de destrucción en la mano. Entre ellos había uno vestido de lino, con una cartera de escriba a la cintura. Entraron y se pararon junto al altar de bronce.


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