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Apocalipsis 11:10 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Los moradores de la tierra se alegrarán y regocijarán a costa de ellos y se enviarán mutuos regalos, porque estos dos profetas atormentaron a los moradores de la tierra'.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Los que pertenecen a este mundo se alegrarán y se harán regalos unos a otros para celebrar la muerte de los dos profetas que los habían atormentado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Los habitantes de la tierra se alegran y se felicitan por ello, y se intercambian regalos, porque estos dos profetas eran para ellos un tormento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y los que habitan en la tierra se regocijan sobre ellos y lo celebran,° y se enviarán regalos unos a otros, porque ellos atormentaron a los que habitan sobre la tierra.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán dones unos a otros; porque estos dos profetas han atormentado a los que moran sobre la tierra.

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Apocalipsis 11:10
29 交叉引用  

Al verlo Ajab, le dijo: '¿Eres tú, portador de calamidades en Israel?'.


Porque has guardado la consigna de mi constancia, también yo te guardaré en la hora de la prueba que va a venir sobre todo el mundo para probar a los que habitan sobre la tierra.


Ellos, al oírlos, llenos de rabia, estaban resueltos a acabar con ellos.


A vosotros no os puede odiar el mundo; pero a mí me odia, porque el testimonio que doy contra él es de que sus obras son malas.


Seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que se mantenga firme hasta el final, éste se salvará.


No te alegres a mi costa, enemiga mía, pues si caigo, me levanto, y si vivo en las tinieblas, Yahveh es mi luz.


El rey de Israel respondió a Josafat: 'Queda todavía un hombre por medio del cual se puede consultar a Yahveh; pero yo siento aversión hacia él, porque nunca me profetiza bienes, sino solamente males. Es Miqueas, hijo de Yimlá'. Josafat le dijo: 'No hable el rey así'.


Seduce, con los prodigios que le permitieron hacer al servicio de la bestia, a los moradores de la tierra, diciéndoles que hagan una imagen en honor de la bestia que, a pesar de la herida de la espada, sobrevivió.


La adorarán todos los habitantes de la tierra, todos aquellos cuyo nombre no está escrito, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado.


no se alegra de la injusticia, sino que se goza con la verdad.


De verdad os lo aseguro: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras que el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.


Los jefes dijeron al rey: 'Hay que matar a este hombre, porque de este modo debilita las manos de los combatientes que quedan en esta ciudad y las manos de toda la población, diciéndoles semejantes cosas. Es claro que este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal'.


Si tu enemigo cae, no te alegres; si tropieza, no se goce tu corazón;


los transeúntes todos lo despojan, reducido al escarnio de vecinos.


Observa tú y atiéndeme, Señor, Dios mío; ilumina mis ojos, no me duerma en la muerte;


Dijo entonces el rey de Israel a Josafat: '¿No te decía yo que nunca me profetiza bienes, sino solamente males?'.


Ajab dijo a Elías: '¡Otra vez a mi encuentro mi enemigo!'. Él le respondió: 'Sí; otra vez a tu encuentro. Por haberte vendido para hacer el mal a los ojos de Yahveh,


El quinto derramó su copa sobre el trono de la bestia. Su reino se cubrió de tinieblas y la gente se mordía la lengua de dolor.


Cuando el dragón se vio arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al varón.


No te deleites mirando a tu hermano en el día de su desgracia; no te alegres de los hijos de Judá en el día de su ruina; no digas palabras insolentes en el día de su angustia.


Exultad, pues; sí, regocijaos, expoliadores de mi heredad; brincad como becerros en la otoñada, relinchad como los sementales.


No se rían de mí mis falaces enemigos, ni se guiñen el ojo los que sin causa me aborrecen.


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