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2 Samuel 18:8 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Se extendió la lucha por toda aquella región, y hubo aquel día mas gente devorada por el bosque que por la espada.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y la batalla se extendió por todo el país; y fueron más los que destruyó el bosque aquel día, que los que destruyó la espada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 La batalla se extendió con furor por todo el campo, y perecieron en el bosque más hombres que los que murieron a espada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 La batalla prosiguió luego por todo el sector y ese día perecieron más hombres en las barrancas del bosque que en el combate.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y la batalla se extendió sobre la faz de toda aquella tierra; y el bosque mató más gente en aquel día que la que devoró la espada.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y la batalla se extendió por todo el país; y fueron más los que consumió el bosque aquel día, que los que consumió la espada.

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2 Samuel 18:8
10 交叉引用  

Soplaste con tu aliento y el mar los cubrió, se hundieron, como plomo, en las procelosas aguas.


Decide, Dios, de mí y defiende mi causa de la gente sin piedad; líbrame tú del astuto y del perverso.


Yo no temo las populosas multitudes, apostadas, en torno, contra mí.


Los restantes emprendieron la huida hasta la ciudad de Afec, pero la muralla se desplomó sobre los veintisiete mil hombres que quedaban. Ben Hadad se dio a la fuga, entró en la ciudad y se fue escondiendo de alcoba en alcoba.


Cuando huían ante Israel por la pendiente de Bet Jorón, lanzó Yahveh desde el cielo sobre ellos una gran granizada hasta Azecá. Y fueron muchos más los que murieron por la granizada que los que mataron a espada los israelitas.


Allí fue derrotado Israel por los servidores de David, y fue grande aquel día la mortandad: veinte mil hombres.


Absalón se encontró casualmente frente a los servidores de David. Iba montado sobre un mulo. Y al pasar el mulo bajo el ramaje de una gran encina, se le enredó a Absalón la cabellera en la encina y se quedó suspendido entre el cielo y la tierra, mientras el mulo en que iba montado siguió adelante.


Teme, hijo mío, a Yahveh y al rey; no te rebeles contra ninguno de los dos;


porque de pronto sobrevendrá su venganza y ¿quién puede conocer su castigo?


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