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1 Samuel 2:36 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 Todos los que queden de tu casa irán a postrarse ante él para pedirle una moneda de plata o un pedazo de pan, y le dirán: 'Incorpórame, por favor, a alguna función sacerdotal, para que yo tenga un pedazo de pan para comer''.

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Biblia Reina Valera 1960

36 Y el que hubiere quedado en tu casa vendrá a postrarse delante de él por una moneda de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me agregues a alguno de los ministerios, para que pueda comer un bocado de pan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Así pues, todos los que sobrevivan de tu familia se inclinarán ante él, mendigando dinero y comida. Dirán: “Le rogamos que nos dé trabajo entre los sacerdotes para que tengamos suficiente para comer”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 Los que queden de tu casa vendrán a arrodillarse ante él por una monedita o por un mendrugo de pan y dirán: Dame, por favor, algún cargo en el sacerdocio para tener un pedazo de pan que comer'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Y sucederá que todo aquel que haya quedado de tu casa, acudirá a postrarse ante él por una moneda de plata o una torta de pan, y dirá: Te ruego que me asignes alguna función sacerdotal para que pueda comer un bocado de pan.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

36 Y será que el que hubiere quedado en tu casa, vendrá a postrarse ante él por una moneda de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me pongas en algún ministerio, para que coma un bocado de pan.

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1 Samuel 2:36
9 交叉引用  

De este modo excluyó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Yahveh, y con ello se cumplió la palabra que Yahveh había pronunciado en Siló contra la casa de Elí.


Decís incluso: '¡Qué fastidio!', y me despreciáis -dice Yahveh Sebaot-. Cuando traéis animales robados o cojos y enfermos, y presentáis esa oblación ¿la aceptaré de vuestras manos con agrado? -dice Yahveh-.


Yo haré surgir para mí un sacerdote fiel, que actuará conforme a mi corazón y a mis deseos; yo le edificaré una casa estable, y él caminará siempre delante de mi ungido.


El joven Samuel permanecía al servicio de Yahveh bajo las órdenes de Elí. Era rara por entonces la palabra de Yahveh y no eran frecuentes las visiones.


Los malos se inclinan ante los buenos; los malvados, ante las puertas del justo.


Le dijo Micá: 'Quédate conmigo y sé para mí padre y sacerdote; yo te daré diez siclos de plata al año, vestido y comida'.


No obstante, aunque los sacerdotes de los lugares altos comían los panes ázimos en compañía de sus hermanos, no subían a ofrecer sacrificios a Yahveh en Jerusalén.


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