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Nahúm 1:5 - Biblia Nacar-Colunga

5 Tiemblan los montes ante El y se disuelven los collados. Se agita la tierra ante El, el orbe y cuantos lo habitan.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten; la tierra se conmueve a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Ante la presencia de Dios las montañas se estremecen y las colinas se derriten; la tierra tiembla y sus habitantes son destruidos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 los cerros tiemblan ante él, y las lomas se estremecen. Ante él se derrumban la tierra, el universo y todos los que en él viven.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 h Ante Él tiemblan las montañas, Los collados se derriten, w Ante su presencia se pone de pie la tierra, El mundo y todos los que en él habitan.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 He. Tiemblan los montes ante Él, se estremecen las colinas. Ante Él trepida la tierra, el orbe y cuantos lo habitan.

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Nahúm 1:5
34 交叉引用  

y bajo él se fundirán los montes y se hendirán los valles, como al fuego se derrite la cera, como aguas que se precipitan por un despeñadero.


Miré los montes, y he aquí que temblaban, todos los collados se conmovían,


Conmovióse y tembló la tierra, vacilaron los fundamentos de los montes y se estremecieron, porque se airó contra ellos.


A tu vista tiemblan las montañas, irrumpen diluvios de aguas, alza su voz el abismo del mar, hacia la altura sus manos eleva.


¡Oh Dios! Cuando tú salías a la cabeza de tu pueblo, cuando avanzabas por el desierto, Selah,


Derritiéronse los montes a la presencia de Yahvé, a la presencia de Yahvé, Dios de Israel.


Vosotros, montes, que retozáis como carneros, y vosotros, collados, como corderos.


dieron saltos los montes como carneros, y los collados como corderos.


Resuene el mar y cuanto él contiene, el mundo y todos sus habitantes.


En medio de ella está Dios: no será conmovida. Dios la socorrerá desde el clarear de la mañana,


Todo el Sinaí humeaba, pues había descendido Yahvé en medio del fuego, y subía el humo, como el humo de un horno, y todo el pueblo temblaba.


Vi un trono alto y blanco, y al que en él se sentaba, de cuya presencia huyeron el cielo y la tierra, y no dejaron rastro de sí.


Y sobrevino un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, removió la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella.


La cortina del templo se rasgó de arriba abajo en dos partes,


y el cielo se enrolló como un libro que se enrolla, y todos los montes e islas se movieron en sus lugares.


Y en mi angustia invoqué a Yahvé y lancé hacia mi Dios el ynto. El oyó mi voz desde su palacio, y mi clamor llegó a sus oídos.


Por eso se ha encendido la cólera de Yahvé contra su pueblo, y ha tendido contra él su mano, y le ha herido, y tiemblan los montes, y yacen los cadáveres en medio de los caminos como estiércol. Mas con todo esto no se ha aplacado su cólera, y su mano queda tendida.


He aquí que Yahvé devasta la tierra, la asola y trastorna su faz, dispersando a sus habitantes.


La tierra vacila como un ebrio, es sacudida como una choza. Pesan sobre ella sus pecados, y caerá para no volver a levantarse.


Ante ellos tiembla la tierra, se conmueven los cielos, se oscurecen el sol y la luna, y las estrellas extinguen su brillo.


¿Qué eres tú, montaña grande? Allánate ante Zorobabel. El pondrá la piedra de remate en medio de aclamaciones: ¡Qué hermosa es, qué hermosa es!


(19) Pues he aquí que llega el día, ardiente como horno, y serán entonces los soberbios y obradores de maldad como paja, y el día que viene le prenderá fuego, dice Yahvé, de suerte que no les quedará ni raíz ni follaje.


El desplaza los montes sin que se den cuenta, y en su ira los trastorna.


Las columnas del cielo se tambalean y se estremecen a una amenaza suya.


Conmovióse y tembló la tierra, vacilaron los fundamentos de los montes, se estremecieron ante Yahvé airado.


Mira la tierra, y tiembla; toca los montes, y humean.'


Pero Yahvé es verdadero Dios, el Dios vivo y Rey eterno. Si El se aira, tiembla la tierra, y todas las naciones son impotentes ante su cólera.


Y temblarán ante mí los peces del mar y las aves del cielo, los del campo y todos los reptiles que se arrastran por la tierra, y los hombres que hay en la tierra. Y los montes se desmoronarán, y caerán las rocas, y todos los muros se vendrán al suelo.


El Señor, Yahvé de los ejércitos, toca la tierra, y ésta se disuelve, y hacen duelo cuantos en ella habitan; se levanta toda entera como el Nilo y mengua como el río de Egipto.'


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