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Lucas 10:42 - Biblia Nacar-Colunga

42 María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada.

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Biblia Reina Valera 1960

42 Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

42 Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

42 una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

42 pero sólo una es necesaria, y Miriam escogió la buena parte, la cual no le será quitada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

42 sin embargo, pocas son necesarias, o mejor, una sola. María ha escogido la mejor parte, que no se le ha de quitar'.

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Lucas 10:42
36 交叉引用  

Una cosa pido a Yahvé, ésa procuro: habitar en la casa de Yahvé todos los días de mi vida, para contemplar el encanto de Yahvé y visitar su santuario.


pero el que beba del agua que yo le diere no tendrá jamás sed; que el agua que yo le dé se hará en él una fuente que salte hasta la vida eterna.'


En verdad, en verdad os digo que el que escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene la vida eterna y no es juzgado, porque pasó de la muerte a la vida.


¿A quién tengo yo en los cielos? Fuera de ti, en nada me complazco sobre la tierra.


Oyendo esto Jesús, le dijo: Aún te queda una cosa: Vende cuanto tienes y repártelo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.


Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo.


Yo en justicia contemplaré tu faz, y me saciaré, al despertar, de tu imagen.


¿Y qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo y perder su alma?


Si miro a la derecha, veo que no hay quien me conozca. No hay para mí escape, no hay quien se preocupe de mi alma.


Yo invoco hoy por testigos a los cielos y a la tierra de que os he propuesto la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia,


Elegí la senda de la verdad y no olvidé tus juicios.


Mirad, pues, cómo escucháis, porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que parece tener se le quitará.


Pero Dios le dijo: Insensato, esta misma noche te pedirán el alma, y lo que has acumulado, ¿para quién será?


Son mi heredad para siempre tus testimonios, pues constituyen el gozo de mi corazón.


Y si repartiere toda mi hacienda y entregare mi cuerpo al fuego; no teniendo caridad, nada me aprovecha.'


Vended vuestros bienes y dadlos en limosna; haceos bolsas que no se gastan, un tesoro inagotable en los cielos, adonde ni el ladrón llega ni la polilla roe;'


El resumen del discurso, después de oírlo todo, es éste: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es el hombre todo,


Dijo Abraham: Hijo, acuérdate de que recibiste ya tus bienes en vida y Lázaro recibió males, y ahora él es aquí consolado y tú eres atormentado.


Y Josué dijo al pueblo: “Testigos sois hoy contra vosotros mismos de que habéis elegido a Yahvé para servirle.


Y si no os parece bien servirle, elegid hoy a quien queréis servir, si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres al lado allá del río, si a los dioses de los amorreos, cuya tierra habéis ocupado. En cuanto a mí y a mi casa toca, nosotros serviremos a Yahvé.”


Sea conmigo tu mano para ayudarme, pues he elegido tus preceptos.


Pues en Cristo Jesús ni vale la circuncisión ni vale el prepucio, sino la fe que actúa por la caridad.


Llamóle y le dijo: ¿Qué es lo que oigo de ti? Da cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir de mayordomo.


Tenía ésta una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.


Acaeció que, hallándose El orando en cierto lugar, así que acabó, le dijo uno de los discípulos: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñaba a sus discípulos.


procuraos, no el alimento perecedero, sino el alimento que permanece hasta la vida eterna, el que el Hijo del hombre os da, porque Dios Padre le ha sellado con su sello.


Había un enfermo, Lázaro, de Betania, de la aldea de María y Marta, sus hermanas.


y muchos judíos habían venido a Marta y a María para consolarlas por su hermano.


María, tomando una libra de ungüento de nardo legítimo, de gran valor, ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos, y la casa se llenó de olor del ungüento.


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