10 Después Dalila le dijo: —¡Hasta ahora te has burlado de mí y me has dicho mentiras! Así que, por favor, dime cómo es posible amarrarte sin que te liberes.
Dalila dijo a Sansón: “Hasta ahora te has burlado de mí y no me has dicho más que mentiras. Dime de una vez con qué hay que atarte.” El le dijo: “Si entretejes con un lizo las siete trenzas de mi cabeza y las fijas con una clavija de tejedor, me quedaré sin fuerzas y seré como otro hombre cualquiera.”
Y vienen a ti como en las asambleas del pueblo, y se sientan delante de ti los de mi pueblo para escuchar tus palabras, pero luego no las ponen por obra, y, mientras halagan con su boca, se va su corazón tras su avaricia.
Sansón respondió: “Si me atasen con siete cuerdas húmedas, que no se hubieran secado todavía, me quedaría sin fuerzas y sería como otro hombre cualquiera.”
Como tenía en su cuarto gentes en acecho, le gritó: “¡Sansón, los filisteos sobre ti!” El rompió las cuerdas como se rompe un cordón de estopa cuando se le pega fuego, y quedó desconocido el secreto de su fuerza.