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2 Reyes 2:24 - Biblia Nacar-Colunga

24 Volvióse él a mirarlos y los maldijo en nombre de Yahvé; y saliendo del bosque dos osos, destrozaron a cuarenta y dos de los muchachos.'

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Biblia Reina Valera 1960

24 Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Eliseo se dio la vuelta, los miró y los maldijo en el nombre del Señor. Entonces dos osos salieron del bosque y atacaron a cuarenta y dos de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Se volvió y mirándolos los maldijo en nombre de Yavé; salieron del bosque dos osas y desgarraron a cuarenta y dos de esos muchachos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y él se volvió para verlos, y los vio y los maldijo en el nombre de YHVH. Y salieron del bosque dos osas que despedazaron a cuarenta y dos de aquellos muchachos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Se volvió para atrás, los miró y los maldijo en nombre de Yahveh. Y al momento salieron del bosque dos osos y despedazaron a cuarenta y dos de los muchachos.

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2 Reyes 2:24
28 交叉引用  

y Pedro a ella: ¿Por qué os habéis concertado en tentar al Espíritu Santo ? Mira, los pies de los que han sepultado a tu marido están ya a la puerta, y ésos te llevarán a ti.


Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Se apoderó de cuantos lo supieron un temor grande.


Por eso así dice Yahvé: Tu mujer será deshonrada en la ciudad, tus hijos caerán a la espada, tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en una tierra contaminada, e Israel irá al cautiverio lejos de su tierra.


Me echaré sobre ellos como osa privada de sus crías, desgarraré como cachorro sus corazones, los devoraré allí como león; las fieras del campo los harán pedazos.'


Díjole Pedro: Sea ese tu dinero para perdición tuya, pues has creído que con dinero podía comprarse el don de Dios.


Acordándose Pedro, le dijo: Rabí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.


Tomando la palabra, dijo: Que nunca jamás coma ya nadie fruto de ti. Los discípulos le oyeron.


Tau. — Tú les darás la ceguera de corazón, tu maldición contra ellos.


por eso así dice Yahvé: He aquí que voy a quitarte de sobre la haz de la tierra; este mismo año morirás por haber predicado la rebelión contra Yahvé.'


Entonces le dijo el otro: “Por no haber obedecido la voz de Yahvé, en cuanto me dejes te herirá un león”; y en cuanto se alejó, encontróse con un león, que le hirió.'


Al que escapare de la espada de Jazael le matará Jehú, y al que escapare de la espada de Jehú le matará Elíseo.


Encontró en el camino un león, que le mató, quedando su cadáver tendido en el camino; el asno siguió junto a él, y el león junto al cadáver.'


Tú sabes bien que tu padre y sus gentes son unos valientes, y exasperarlos sería co*no si en el campo a una osa le arrebataran su cría, o como un jabalí enfurecido en el desierto. Tu padre es hombre de guerra, y seguramente no pasará la noche entre los suyos.


y sobre las gentes de Siquem, todo el mal que habían hecho, cumpliéndose en ellos la maldición de Jotán, hijo de Jerobaal.


No te postrarás ante ellas y no las servirás, porque yo soy Yahvé, tu Dios; un Dios celoso, que castiga en los hijos las iniquidades de los padres hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,'


y dijo: “Maldito Canaán; siervo de los siervos de sus hermanos será.”


prontos a castigar toda desobediencia, una vez que sea perfecta vuestra obediencia.


León rugiente y oso hambriento es un mal príncipe a la cabeza de su pueblo.


Mejor es dar con una osa a quien han arrebatado la cría, que con un necio en el frenesí de su necedad.


Pero, si no, que salga de Abimelec un fuego que devore a los habitantes de Siquem y de Bet Milo, y salga de Siquem y de Bet Milo un fuego que devore a Abimelec.


De allí subió al monte Carmel, desde donde se volvió a Samaría.


lanzaré contra vosotros fieras que devoren vuestros hijos, destrocen vuestro ganado y os reduzcan a escaso número, de modo que queden desiertos vuestros caminos.


Los castigos son para los petulantes, y los azotes para las espaldas de los necios.


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