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2 Crónicas 3:8 - Biblia Nacar-Colunga

8 Hizo también la casa del santísimo (debir), cuyo largo, que correspondía a la anchura de la casa, era de veinte codos, y su ancho, igualmente de veinte codos; y lo recubrió todo de oro, que venía a pesar seiscientos talentos.'

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Biblia Reina Valera 1960

8 Hizo asimismo el lugar santísimo, cuya longitud era de veinte codos según el ancho del frente de la casa, y su anchura de veinte codos; y lo cubrió de oro fino que ascendía a seiscientos talentos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Hizo el Lugar Santísimo de nueve metros de ancho, igual que la anchura del templo, por nueve metros de profundidad. Revistió el interior con unas veinte toneladas de oro fino.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Construyó también la sala del Lugar Santísimo, cuya longitud, correspondiente al ancho de la Casa, era de veinte codos y su anchura igualmente de veinte codos. Lo revistió de oro puro, por seiscientos talentos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Construyó el lugar santísimo,° cuya longitud, conforme al ancho de la Casa, era de veinte codos, y su anchura de veinte codos, y lo recubrió con seiscientos talentos del mejor oro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Construyó después la cámara del lugar santísimo, cuya longitud, correspondiente a la anchura del edificio, era de veinte codos, y su anchura de otros veinte codos. La recubrió de oro fino, que pesaba seiscientos talentos.

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2 Crónicas 3:8
7 交叉引用  

Colgarás el velo de los corchetes, y allí, detrás del velo, pondrás el arca del testimonio. El velo servirá para separar el lugar santo del lugar santísimo.


Teniendo, pues, hermanos, en virtud de la sangre de Jesús, firme confianza de entrar en el santuario


Era esto figura que miraba al tiempo presente, conforme al cual se ofrecen oblaciones y sacrificios, que no tienen eficacia para hacer perfecto en la conciencia al que ministra,


Después del segundo velo, otra estancia del tabernáculo, que se llamaba el Santo de los Santos,


Revistió también de planchas de cedro los veinte codos del fondo de la casa, desde el suelo, todo lo alto de los muros, reservando este espacio para el “debir.”


Midió también el largo, y eran veinte codos, y el ancho sobre el frente del templo, veinte codos, y me dijo: Este es el santísimo.


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