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2 Crónicas 20:12 - Biblia Nacar-Colunga

12 ¡Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque nosotros no tenemos fuerza contra tanta muchedumbre como contra nosotros viene y no sabemos qué hacer: nuestros ojos se vuelven a ti”

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Biblia Reina Valera 1960

12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Oh Dios nuestro, ¿no los vas a detener? Somos impotentes ante este ejército poderoso que está a punto de atacarnos. No sabemos qué hacer, pero en ti buscamos ayuda».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Oh Dios nuestro, ¿no harás justicia con ellos? Pues nosotros no tenemos fuerza para hacer frente a esta gran multitud que viene contra nosotros y no sabemos qué hacer. Pero nuestros ojos se vuelven a ti.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¡Oh Dios nuestro! ¿No los castigarás Tú? Porque no hay fuerza en nosotros contra esta gran multitud que viene contra nosotros, ni sabemos qué hacer; por eso volvemos nuestros ojos a ti.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 ¡Oh Dios nuestro! ¿No harás tú justicia contra ellos? Porque nosotros no tenemos fuerza frente a una muchedumbre tan grande como ésa que viene contra nosotros y no sabemos qué hacer. Pero hacia ti volvemos nuestros ojos'.

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2 Crónicas 20:12
24 交叉引用  

Ayin. Mis ojos siempre están en Yahvé, porque es quien saca mis pies de la red.


Pero mis ojos (se vuelven) a ti, Yahvé; a ti me acojo, no me rechaces.'


De cierto, Yahvé hará justicia a su pueblo y tendrá misericordia de sus siervos cuando vea que desapareció ya su fuerza


Kaf. Que no ha de ser dado el indigente a perpetuo olvido, no ha de ser por siempre fallida la esperanza de los pobres.


júzgame, ¡oh Dios! y defiende mi causa; líbrame-de esta gente sin piedad, del hombre pérfido y malvado.'


Echásteme a lo profundo, al seno de los mares; envolviéronme las corrientes; todas tus olas y tus ondas pasaron sobre mí.'


Ella entonces dijo: “Ruégote, oh rey! que interpongas el nombre de Yahvé, tu Dios, y no dejes que el vengador de la sangre aumente la ruina matando a mi hijo.” Y él respondió: “Vive Yahvé que no caerá en tierra ni un cabello de la cabeza de tu hijo.”


Yo le he dicho que iba a castigar a su casa para siempre por el crimen que él sabía que sus hijos maldecían a Dios, y él no los corrigió.


Yo no te he hecho mal alguno; pero tú obras mal conmigo haciéndome la guerra. Que Yahvé, el juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón.”


Vi el cielo cubierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba es llamado Fiel, Verídico, y con justicia juzga y hace la guerra.


Rodéate del consejo de las naciones y siéntate en alto sobre él.


Que se alcen y suban las gentes al valle de Josafat, porque allí me sentaré yo a juzgar a todas las gentes de en derredor.


El siervo del hombre de Dios se levantó muy de mañana y vio que la ciudad estaba cercada por una tropa con caballos y carros, y dijo al hombre de Dios: “¡Ah, mi señor! ¿qué haremos?”


Expondrá fielmente el derecho, sin cansarse ni desmayar, hasta que establezca el derecho en la tierra; las islas están esperando su ley.'


El juzgará a las gentes, y dictará sus amonestaciones a numerosos pueblos, que de sus espadas harán rejas de arado, y de sus lanzas, hoces. No alzarán la espada gente contra gente, ni se ejercitarán para la guerra.


persiga el enemigo mi alma, alcáncela y échela por tierra y haga habitar mi gloria en el polvo.


Jonatán dijo a su escudero: “Anda, vamos a pasar al puesto de los incircuncisos; puede ser que Yahvé nos ayude, pues nada le impide salvar con muchos o con pocos.”


Todo Judá estaba en pie delante de Yahvé, con sus niños sus mujeres y sus hijos.


Volveos a mí y seréis salvos, confines todos de la tierra. Porque yo soy Dios, y no hay otro.


En tanto, los ojos de todo Israel están puestos en ti, ¡oh rey! mi señor, esperando que tú declares quién es el que se ha de sentar sobre el trono del rey mi señor después de él;'


Álzate, Juez de la tierra; da a los soberbios su merecido.'


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