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2 Crónicas 16:8 - Biblia Nacar-Colunga

8 ¿No eran un gran ejército los cusitas y los libios, con carros y una muchedumbre de jinetes? Y, con todo, Yahvé los puso en tus manos porque te apoyaste en El.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 ¿No recuerdas lo que les pasó a los etíopes y a los libios y a su enorme ejército, junto con todos sus carros de guerra y los conductores? En ese tiempo, confiaste en el Señor, y él los entregó en tus manos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 ¿Acaso los etíopes y los libios no formaban un ejército numeroso con carros e innumerables caballerías? Y, sin embargo, porque pusiste tu confianza en Yavé, él los entregó en tu mano.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 ¿Acaso los etíopes y los libios no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en YHVH, Él los entregó en tu mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Los etíopes y los libios ¿no constituían un ejército numeroso con carros y jinetes en cantidad inmensa? No obstante, por haber confiado tú en Yahveh, él te los entregó en tus manos.

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2 Crónicas 16:8
11 交叉引用  

con mil doscientos carros y sesenta mil jinetes; y el pueblo que con él venía de Egipto no tenía número, de libios, suquios y cusitas.'


Por aquel tiempo, Jananí el vidente fue a Asa, rey de Judá, y le dijo: “Por haberte apoyado sobre el rey de Siria y no sobre Yahvé, tu Dios, se te ha escapado de las manos el ejército del rey de Siria.


Huyeron los hijos de Israel ante Judá, y Dios los entregó en sus manos,


Así fueron humillados entonces los hijos de Israel, mientras que los de Judá se fortalecieron, porque se apoyaron en Yahvé, el Dios de sus padres.


El ejército de Siria había venido con poca gente; pero Yahvé entregó en sus manos un ejército muy considerable, porque habían abandonado a Yahvé, Dios de sus padres.'


Id, veloces mensajeros, al pueblo de elevada talla y piel brillante, a la nación temible y lejana,


Su fuerza eran Etiopía y Egipto, no tenía fin; Put y Libia eran sus mercenarios,'


Subió contra ellos Zerac, cusita, con un ejército de mil millares y trescientos carros, y llegó hasta Maresa.


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