Existen situaciones en la vida por las que algunas veces nos toca pasar, como la enfermedad, sé que esos momentos son muy difíciles y desesperantes, pero recuerda que Dios está contigo. Dios tiene el poder para sanarte, debes pedir tu sanidad al Señor, brinda una adoración genuina que salga de tu corazón. En medio de la enfermedad y las situaciones difíciles debes clamar a Dios, él te escucha y está dispuesto a obrar. La sanidad vendrá a ti, sea directa de Dios o por medio de un hermano que traiga a ti esa palabra de sanidad. Jesucristo ya cargó todas tus enfermedades y dolores en la cruz. Gracias a Jesús tenemos paz para con Dios y también en las situaciones difíciles, pon toda tu confianza y tu fe en Jesús, por sus heridas recibes la sanidad espiritual, no moriremos eternamente y ese es el mayor regalo de Cristo en la cruz. El Señor quiere darte sanidad física y emocional aunque debemos entender que es él quien decide cómo y cuando nos la da. Como ocurrió con la sanidad del ciego Bartimeo, Dios desea que le digamos exactamente lo que queremos que él haga, y en el caso de Bartimeo, Jesús concedió la sanidad. Le dijo "tu fe te ha sanado" y en ese instante el ciego pudo ver. Sin embargo Dios solo está esperando una muestra de fe de nuestra parte para realizar el milagro que él ya ha decidido hacer. Hoy te digo aumenta tu fe en Dios, y no dejes de creer que tu sanidad está pronto a ocurrir solo pídeselo a Dios. (Isaías 53:5) Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Aquí podrás encontrar muchos versículos que te ayudará a conocer los milagros que Dios hizo y te hará creer aún más.
El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos á los pecados, vivamos á la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados.
Mas él herido fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas á Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti.
Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, á la oración en este lugar:
De suerte que serán ocho tablas, con sus basas de plata, diez y seis basas; dos basas debajo de la una tabla, y dos basas debajo de la otra tabla.
Jehová abre los ojos á los ciegos; Jehová levanta á los caídos; Jehová ama á los justos.
Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si estuviere en pecados, le serán perdonados.
¿Está alguno enfermo entre vosotros? llame á los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque yo estoy debilitado: Sáname, oh Jehová, porque mis huesos están conmovidos.
Mas clamaron á Jehová en su angustia, Y salvólos de sus aflicciones.
Envió su palabra, y curólos, Y librólos de su ruina.
Salmo de David. BENDICE, alma mía á Jehová; Y bendigan todas mis entrañas su santo nombre.
Bendice, alma mía, á Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias;
Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú sabes, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren.
Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor: Mullirás toda su cama en su enfermedad.
Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; Sana mi alma, porque contra ti he pecado.
Dijo á su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.
Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia.
Esto dicho, escupió en tierra, é hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo sobre los ojos del ciego,
Y díjole: Ve, lávate en el estanque de Siloé (que significa, si lo interpretares, Enviado). Y fué entonces, y lavóse, y volvió viendo.
He aquí que yo le hago subir sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.
Mas yo haré venir sanidad para ti, y te sanaré de tus heridas, dice Jehová; porque Arrojada te llamaron, diciendo: Esta es Sión, á la que nadie busca.
Este, como oyó que Jesús venía de Judea á Galilea, fué á él, y rogábale que descendiese, y sanase á su hijo, porque se comenzaba á morir.
Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y milagros no creeréis.
El del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.
Dícele Jesús: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó á la palabra que Jesús le dijo, y se fué.
Y cuando ya él descendía, los siervos le salieron á recibir, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
¿Está alguno enfermo entre vosotros? llame á los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si estuviere en pecados, le serán perdonados.
Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas cosas, y que tengas salud, así como tu alma está en prosperidad.